En el responsable aporte ciudadano estriba neutralizar complejidad sanitaria en Cuba

Editado por Maite González Martínez
2020-08-10 07:08:35

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Foto/ACN.

Por: Roberto Morejón

Los cubanos protagonizan una ofensiva redoblada contra la COVID-19 ante una situación compleja en dos provincias occidentales, y cuentan para ello con la abnegación del personal de salud, el apoyo de la ciencia y el respaldo gubernamental.

La Habana regresó a la fase de transmisión autóctona limitada del virus SARS-Cov-2, causante de la enfermedad, después de transitar por el período inicial hacia la recuperación.

El objetivo de las autoridades de salud es cortar la senda de contagios por un rebrote, enfrentar su dispersión, evitar más enfermos y exponer a algunos a decesos.

Los especialistas fiscalizan focos activos, concentrados fundamentalmente en La Habana y Artemisa, provincias con restricciones de movimiento que habían dejado atrás cuando controlaron el mal de origen respiratorio.

Las pesquisas, el estímulo al auto reconocimiento a través de una aplicación en teléfonos móviles, robustecimiento de disposiciones higiénico-sanitarias y cierre de actividades recreativas y transporte público, constituyen primacías para La Habana y parte de Artemisa.

Los llamados a una participación responsable y disciplinada de los residentes, elevar percepción de riesgo, y a perfeccionar la conducción de pacientes y sospechosos por el sistema de salud, representan líneas maestras en la actualidad.

Por supuesto, en la presente situación compleja los cubanos tienen más experiencia en contraste con los inicios de año.  

Los trabajadores de la salud aplican a sospechosos y casos positivos protocolos de medicamentos con los aciertos señalados internacionalmente, combinados con recursos autóctonos, impulsados por científicos.

Ahí está el péptido conocido como CIGB-325 capaz de permitir un adecuado control del padecimiento ocasionado por el virus, al ofrecer una opción de tratamiento para la neumonía aparecida en pacientes.

Científicos e investigadores de la mayor de las Antillas trabajan sin descanso para diseñar nuevos recursos y colocar el arsenal apropiado en manos de los abnegados médicos y enfermeros de terapia intensiva.

En reconocimiento a esos hombres y mujeres, los ciudadanos deben acatar estrictamente las reglas sanitarias vigentes para cada fase de la pandemia.

NO hay razones para minimizar el impacto letal del nuevo coronavirus, poner en peligro la vida propia y de compatriotas y arriesgar el planificado inicio del año lectivo.



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