Sede de la ONU en Nueva York. Foto: Archivo
Por Pedro Martínez Pírez/RHC
Una nueva señal de la errática política internacional del actual gobierno de Estados Unidos es que la administración de Donald Trump no celebrara el aniversario 75 de la Organización de las Naciones Unidas, el pasado 24 de octubre.
Y lo peor es que la ONU tiene su sede en la ciudad estadounidense de Nueva York, en un flamante edificio construido en su momento por el gran arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.
Es verdad que el presidente Donald Trump desarrolla en estos tiempos una intensa campaña electoral para tratar de ser reelecto el próximo 3 de noviembre y las encuestas no le favorecen, y es cierto también que el inquilino de la Casa Blanca no siente simpatías por el multilateralismo que preconizan las Naciones Unidas.
No constituyen secretos en la muy cuestionable actuación del presidente de Estados Unidos sus opiniones descalificando a la Organización Mundial de la Salud, la UNESCO y hasta el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Trump y su canciller Mike Pompeo están en estos tiempos empleándose a fondo en incrementar al máximo el bloqueo yanqui contra Cuba, pensando que esa criminal política les ganará el apoyo de los cubanos residentes en la Florida, Estado que consideran decisivo para la reelección del candidato republicano.
Y aunque, como dice un refrán muy popular, el tiro puede salirle por la culata, en virtud de los sentimientos de muchos cubanos residentes en los Estados Unidos, tampoco la Casa Blanca y el Departamento de Estado han podido festejar el abrumador triunfo de los candidatos del Movimiento al Socialismo en Bolivia, donde Washington ha perdido a sus aliados golpistas.
Qué diferente ha sido la actitud de Cuba ante estos dos importantes acontecimientos.
El presidente cubano, ingeniero Miguel Díaz Canel, felicitó a Luis Arce y David Choquehuanca, electos como Presidente y Vicepresidente de Bolivia, y escribió una hermosa carta al portugués Antonio Gutérres, Secretario General de la ONU, señalando que tras 75 años de su fundación, el papel de las Naciones Unidas es cada vez más relevante.
Es la enorme diferencia que existe entre el gobierno de la potencia del Norte, que se opone al multilateralismo y trata de implantar en América la Doctrina Monroe, y el de la pequeña nación antillana, que resiste con hidalguía y dignidad seis décadas de bloqueo y agresiones yanquis, y renueva ahora su adhesión a la Carta de las Naciones Unidas.
Como expresó Miguel Díaz Canel en su carta a Antonio Gutérres, la ONU podrá siempre contar con el apoyo decidido de Cuba y de su pueblo.
En los foros multilaterales –enfatizó el presidente cubano—continuaremos nuestra defensa de la paz, del Derecho Internacional, y de las causas justas, así como la denuncia de las amenazas a la supervivencia de la especie humana.
