Le candidat du MAS, Luis Arce, semble être sur la voie de la victoire au premier tour, selon les derniers sondages. Photo: PL
Por: Roberto Morejón
En una carrera contra reloj para tratar de mitigar la pesadumbre en las familias bolivianas, el presidente Luis Arce trabaja afanosamente para reactivar la economía y respaldar a los más vulnerables.
El gobernante que representa al triunfante Movimiento al Socialismo encontró una infraestructura deshecha por la pésima gestión del gobierno de facto.
La autoproclamada presidenta Jeanine Áñez y sus cómplices emplearon más tiempo y recursos en perseguir a opositores que en transformar la grave situación de los bolivianos, agobiados además por la pandemia.
Entre las primeras decisiones de Arce saludadas popularmente destaca el inicio del pago del Bono contra el hambre, consistente en el equivalente de 145 dólares, destinados a más de 4 millones de personas.
Después de 11 meses de administración corrupta e ineficiente, es la primera vez en Bolivia que desde el gobierno recuerdan los apremios de los vulnerables.
La disposición se inscribe en una política dirigida a contrarrestar la caída de más de 10 por ciento del Producto Interno Bruto en el año en curso.
Si bien la gradual reactivación de las actividades productivas permitió recobrar ligeramente el empleo, todavía decenas de miles de bolivianos carecen de las vías para obtener el sustento.
De forma paralela, Luis Arce estudia dos normas destinadas a impulsar el sector productivo, también agobiado por el impacto del nuevo coronavirus y los desatinos del régimen golpista.
Atentas a las desigualdades en la sociedad, las nuevas autoridades bolivianas buscaron borrar la brecha salarial entre y mujeres, con la aprobación de un decreto a fin de facilitar la similitud de oportunidades para todos los trabajadores.
La población también tiene expectativas con la reforma del sistema judicial anunciada por Arce, con vistas a desmantelar la plataforma creada por el gobierno de facto para reprimir y proveer impunidad.
Todo ello en medio de estrictas exigencias de disciplina y austeridad hacia el equipo ministerial, en el que descolló la dimisión de Wilson Cáceres como titular de Desarrollo Rural, enfrentado a denuncias sobre supuestas irregularidades.
Con las decisiones tomadas y las noticias sobre políticas en estudio, el presidente Luis Arce y el Movimiento al Socialismo ponen de relieve que no actuarán como la vieja clase política, habituada a prometer en campaña e incumplir en el gobierno.
