La política del egoísmo

Editado por Maite González Martínez
2020-12-10 08:16:42

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Imagen/Reuters.

Por: Guillermo Alvarado

El todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a mostrar su talante egoísta cuando firmó un decreto para priorizar la compra exclusiva de vacunas contra la covid-19, aunque eso impida a las empresas farmacéuticas cumplir compromisos asumidos con otros países.

Como parte de su desesperada lucha por permanecer en la Casa Blanca, el magnate inmobiliario apela a cualquier cosa para hacer creer a la gente que de verdad se preocupa por ella, cuando en realidad su errática política durante la crisis sanitaria fue la que agravó la situación.

Estados Unidos se mantiene como el más afectado en el mundo por el SARS-CoV-2, con más de 15,2 millones de casos confirmados y cerca de 290 mil fallecidos y en las últimas semanas el problema se agudizó.

Ahora, en una actitud a todas luces oportunista, el presidente convocó a una “Cumbre de la vacuna” en los predios de la Casa Blanca, donde se deshizo en autoelogios y presentó el citado decreto.

En esa reunión no participaron los representantes de las empresas Pfizer-BioNTech y Moderna, cuyos inmunizantes podrían ser aprobados antes del 17 de diciembre. Tampoco se invitó a ningún miembro del equipo de transición del virtual presidente electo, Joe Biden.

Trump no mencionó en esa reunión que durante el verano el gobierno federal tuvo la opción de comprar grandes cantidades adicionales de vacunas de la firma Pfizer, pero declinó hacerlo.

Ahora está desesperado por conseguir más de los 100 millones contratados con ese conglomerado, a los que se sumarán otros 100 de Moderna, insuficientes si se toma en cuenta que el país tiene 330 millones de habitantes y cada uno debería recibir dos dosis para quedar inmune.

Amenazó incluso con invocar la “Ley de Producción de Defensa”, creada en los años 50 del siglo pasado durante la guerra en la península de Corea, que permite al gobierno apropiarse de los bienes elaborados por las empresas que pudiesen ser considerados esenciales para la seguridad nacional.

Detrás de todo esto lo que parece existir es un intento tardío por limpiar lo que Trump considera su legado, bastante manchado por el pésimo manejo de la pandemia, y pasar a la historia como el presidente que vacunó a su población para salvarla de esta enfermedad emergente.

Demasiado poco y demasiado tarde por dos razones. La primera es que no tendrá tiempo para hacerlo, por más que lo intente, y la segunda porque no le importa que en otros países mucha gente muera o se contagie con tal de lograr sus mezquinos propósitos.



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