Telesur.

Por: Guillermo Alvarado

Después de superar una serie de obstáculos legales impuestos por las fuerzas políticas de derecha, por fin se confirmó la inscripción de la dupla formada por Andrés Arauz y Carlos Rabascall para participar en las elecciones presidenciales de Ecuador de febrero próximo.

Los candidatos están propuestos por el frente Unión por la Esperanza, UNES, donde participan las principales organizaciones progresistas que se proponen rescatar los valores de la Revolución Ciudadana, que encabezó el antiguo presidente Rafael Correa.

Recientemente la directora del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, descartó un recurso presentado por simpatizantes del ex gobernante Lucio Gutiérrez, quien aspira de nuevo al cargo, y declaró que la inscripción de la UNES ya está en firme.

De igual manera, el Tribunal Contencioso Electoral consideró improcedente el pedido de anular a esa agrupación, que de esta manera se suma a otras 15 que disputarán la primera magistratura de Ecuador el 7 de febrero de 2021.

Originalmente la alianza progresista había presentado como candidato a la presidencia al economista Andrés Arauz, y a la vicepresidencia a Rafael Correa.

La persecución judicial se ensañó contra este último, a quien se le formularon acusaciones fantasiosas con el objetivo de sacarlo de la contienda, como finalmente ocurrió cuando la justicia lo inhabilitó para participar en política, luego de condenarlo por una causa de supuestos sobornos.

Ante esta situación se acudió para sustituir a Correa al ingeniero comercial Carlos Rabascall, quien también ejerció el periodismo durante varios años.

Las encuestas muestran a la UNES al frente en la intención de voto, incluso con posibilidades de triunfar en la primera vuelta y sustituir así a Lenin Moreno, a quien se acusa de traicionar al pueblo de Ecuador que lo eligió para continuar las transformaciones iniciadas por la Revolución Ciudadana.

En lugar de eso, empeoró las condiciones de vida, fracasó en el combate a la  covid-19, privatizó numerosas empresas públicas, como las telefónicas, hidroeléctricas, refinerías y telecomunicaciones, además de endeudar al país.

Cuando Moreno deje el gobierno, las obligaciones con varios organismos, incluido el Fondo Monetario Internacional, serán equivalentes a la mitad del Producto Interno Bruto, lo que quiere decir que por cada dólar obtenido, Ecuador deberá 50 centavos.

Arauz y Rabascall se proponen revertir esta situación y volver a la senda del crecimiento con igualdad social, así como rescatar los mecanismos de integración regional, que fueron duramente atacados por la derecha.