Vacuna rusa en Argentina (+Foto)

Editado por Martha Ríos
2020-12-12 10:00:22

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Fernández aseguró que él sería el primero en aplicarse
el inmunizante. Foto: Archivo/RHC

Por Guillermo Alvarado (RHC)

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció esta semana que firmó un acuerdo con el Fondo Soberano de la Federación Rusa para adquirir la cantidad de vacunas contra la covid-19 llamada Sputnik V, que permita inmunizar a diez millones de personas antes de que finalice febrero próximo.

Un equipo de especialistas argentinos viajará la semana próxima a Moscú para confirmar toda la información técnica necesaria sobre ese preparado, cuyas primeras dosis podrían ser entregadas antes de que finalice este año.

El contrato incluye otros cinco millones de vacunas en marzo, suficientes para cumplir con la meta de proteger a los sectores más vulnerables de la población en todo el país durante el primer trimestre de 2021.

Con el propósito de demostrar la confianza en la tecnología rusa, Fernández aseguró que él sería el primero en aplicarse el inmunizante.

El proyecto prevé vacunar en primer lugar a las personas mayores de 60 años, y luego a quienes se encuentran en situación de riesgo debido a su trabajo o el padecimiento de enfermedades crónicas, como diabetes, asma, hipertensión arterial y otras.

Más adelante se procederá a atender al resto de la población que de manera voluntaria lo solicite.

Fernández advirtió que esta primera etapa de vacunación no significa el fin del peligro por esta nueva enfermedad y será necesario mantener medidas higiénicas y de protección personal.

La nación austral tiene casi un millón y medio de casos y fallecieron más de 40 mil personas desde el inicio de la pandemia.

Además del convenio con Rusia, el ejecutivo tiene firmados contratos con otros productores, como AstraZeneca de la Universidad de Oxford, y forma parte del mecanismo COVAX, con el que la Organización Mundial de la Salud espera lograr una distribución justa de la vacuna.

Imagen ilustrativa tomada de PL

Existe un justificado temor de que las principales potencias occidentales acaparen la producción de estos preparados vacunales y dejen al mundo pobre indefenso ante el SARS-CoV-2.

Ya el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos dio el primer paso en ese sentido, como señalé en un reciente comentario.

Agrupaciones humanitarias advirtieron que en estas condiciones de extrema competencia y no de cooperación, varias naciones de escasos recursos apenas podrán inmunizar a uno de cada diez habitantes.

La organización Oxfam dijo recientemente que “nadie debería quedarse sin una vacuna que salva vidas, por el país en el que vive o por la cantidad de dinero que tiene en el bolsillo”.    

 



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