Obama en Argentina, encuentro forzado con la historia

Editado por Maite González Martínez
2016-03-23 09:52:05

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Foto/www.cdn.com.do

Por: Guillermo Alvarado

Luego de tres días en Cuba el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está en Argentina, país donde está fresca la memoria sobre los desmanes de la dictadura militar instaurada tras el golpe de Estado ocurrido hace 40 años y que sumió a esa sociedad en el miedo, la represión y la muerte.

Ya había mostrado Obama, y lo repitió varias veces durante su estadía en La Habana, su aversión por la historia, o por lo menos por aquella parte de la historia que recuerda el nefasto papel de su país en acontecimientos trágicos en nuestra región, pero le será difícil escamotear la responsabilidad que le toca a Estados Unidos en la persecución, secuestro, tortura y ejecuciones de miles de personas.

Sabido es que el entonces secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger estuvo al tanto de los preparativos de la asonada del 24 de marzo de 1976, así como del baño de sangre que vendría después y que costó la vida de por lo menos 20 mil argentinos, entre hombres, mujeres y menores de edad.

Así lo demuestran los documentos desclasificados por autoridades estadounidenses y difundidos por el centro de investigaciones National Security Archive, donde se dan detalles de la guerra sucia librada por las fuerzas de seguridad argentinas contra su propio pueblo.

Con motivo de la visita de Obama, y quizás para aplacar un tanto los ánimos por la coincidencia del viaje con el aniversario del cuartelazo, se anuncio la eventual publicación de otros documentos.

Organizaciones civiles y defensores de los derechos humanos exigen, también, que se den a conocer sin ninguna limitación todos los archivos que están en manos de la Agencia Central de Inteligencia, el Pentágono y otras instituciones que estuvieron involucradas en la represión durante la dictadura.

El presidente Obama tendrá sin duda alguna oportunidad de escuchar la proclama de “Nunca más”, que enarbola parte de la sociedad, sobre todo ahora que el gobierno de Mauricio Macri parece decidido a sumarse en la táctica del “borrón y cuenta nueva” propuesta en otras partes por el jefe de la Casa Blanca.

Los argentinos también guardan memoria del tenebroso programa conocido como Plan Cóndor, una especie de transnacional del crimen creada para eliminar en otros países a líderes políticos, sociales, sindicales y comunitarios a quienes sin más ni más las dictaduras de turno colgaron el cartelito de terroristas subversivos.

Tampoco olvidan la ominosa traición de Washington durante la guerra de Las Malvinas, cuando el país norteño tiró al cesto de la basura el Tratado de Asistencia Recíproca, del cual él mismo era autor, para apoyar al Reino Unido, una potencia colonial extracontinental.

Tras conocer en Cuba a un pueblo unido a pesar de 50 años de bloqueo y otras agresiones, Obama verá en Argentina a una sociedad aún fracturada por la feroz dictadura que sus antecesores apoyaron.

Allí verá de primera mano cómo en nombre de la “democracia y la libertad” al estilo norteamericano se violaron de manera atroz los derechos humanos de que tanto le gusta hablar a Obama cuando se refiere a otros, y no a la propia historia de su nación.



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