El reto comienza ahora

Editado por Bárbara Gómez
2016-04-21 22:43:33

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No creo que a estas alturas alguien pueda dudar de los momentos definitorios que vive la sociedad cubana. Si antes estábamos seguros de esa realidad, ahora el 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba la ha reafirmado como verdad absoluta.

La inmensa mayoría de los cubanos siguió con atención las sesiones del cónclave, seguros de que en los análisis allí promovidos, se pondría al desnudo la esencia de lo que significa hacer Revolución en los tiempos actuales. Bastó escuchar el Informe Central, presentado por el General de Ejército Raúl Cas­tro Ruz, para entender que conformarse con lo logrado y sentarse plácidamente a observar, sería enterrar de forma definitiva la obra construida hasta hoy.

Muchas lecciones nos ha dejado el Con­greso, sobre todo en materia de métodos y estilos de trabajo, donde predominen la previsión, la toma de decisiones oportunas y atemperadas a las circunstancias, así como la necesidad de que los cuadros alcancen la autonomía necesaria, para poder conducir y dar seguimiento a los procesos vitales de la sociedad. No basta con orientar y plantear estrategias, resulta imprescindible verificar en la base, comprobar en la práctica que las directrices trazadas no quedan solo archivadas en los buroes, sino que se materializan y rinden frutos.

El análisis, en cada una de las comisiones de los documentos presentados, dejó más que claro que estamos ante una sociedad madura y una militancia capaz de desmenuzar los aspectos esenciales del trabajo partidista. Con objetividad tanto el General de Ejército en el Informe Central, como los delegados e invitados, fueron capaces de dilucidar los errores cometidos, las fallas que persisten en la implementación de los lineamientos, como eje central para el perfeccionamiento del modelo económico cubano.

Una vez más, se pondrá de manifiesto el carácter participativo de la sociedad cubana, cuando a través de la consulta popular, los núcleos del partido, comités de base y una amplia representación de la sociedad, tenga su propio congreso, y a través del debate profundo y certero enriquezca los documentos presentados a esta histórica cita. Bien dijo Raúl que ningún militante o miembro de nuestras organizaciones políticas y de masas, puede permanecer impasible ante las problemáticas que atenten contra la esencia misma del socialismo que defendemos.

Como se ha comprobado tantas veces a lo largo de la historia, también por estos días quedó claro el papel de los jóvenes en la Cuba de hoy. Toda la confianza de las generaciones pasadas y de quienes hoy llevan adelante el país, está puesta en nosotros, como piezas angulares para dar continuidad a tanta gloria. Tocará a la juventud mantener en pie el país, con la misma justicia e igualdad social que han predominado a lo largo de 57 años.

De una forma u otra todos estuvimos en congreso, del mismo modo que todo el país tendrá la oportunidad de debatir el Proyecto de Conceptualización del Modelo Econó­mico y Social Cubano de Desarrollo So­cia­lista, clave para fortalecer las bases de la obra revolucionaria.

Hemos asistido a un momento de suma importancia para el destino del país, donde con creces quedó demostrada la sabia decisión de nuestro pueblo de apostar por un único Partido, devenido en la base de la unidad popular. Es esa nuestra principal fortaleza, es esa la base del éxito de nuestro sistema, a la que bajo ningún concepto debemos renunciar.

Nuestro mundo vive una época convulsa, nuestro continente enfrenta una oleada derechista que pretende enterrar la integración latinoamericana. Hemos visto de cerca la traición, la mentira y el papel del dinero en el enfrentamiento a los gobiernos progresistas que nacieron en este continente. Razones suficientes para comprender que no necesitamos dos, tres o más partidos, que al final graviten siempre del lado de la oligarquía y en detrimento del pueblo.

Este 7mo. Congreso ha trazado el camino, y definido las pautas que debemos seguir para consolidar el avance de nuestra nación. Sin embargo, el reto mayor empieza ahora, cuando nuestro pueblo asuma el deber y la voluntad absoluta de seguir edificando la so­ciedad, con el respaldo de un glorioso pasado y las experiencias acumuladas en la complejidad del presente.

Por Leidys María Labrador (Granma).



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