Una inconmovible certeza

Editado por Martha Ríos
2017-12-16 16:38:01

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Desde los tiempos de Mella, la FEU ha sido rebelde, y con causa, revolucionaria por naturaleza, preocupada por la vida universitaria. Foto: Archivo

Por María Elena Álvarez Ponce

Días atrás, mientras conversábamos sobre las muchas maneras de celebrar los 95 años de vida que cumplirá este 20 de diciembre la Federación Estudiantil Universitaria de Cuba, le pregunté a su actual presidente, Raúl Alejandro Palmero Fernández, si a pesar del tiempo y de cuánto ha cambiado todo desde entonces, la de hoy sigue siendo la FEU de Julio Antonio Mella. Esta fue su respuesta:

"De corazón, lo creo. Aunque, si las comparamos, aquella era muy chiquita, apenas un puñado de estudiantes, a quienes se podía arengar desde un banco del Patio de los Laureles, y ahora casi hay que hablar de muchas FEU, tantas como universidades existen en todo el país, incluso en las montañas, todas dentro de una bien grande y heterogénea, lo cual hace más difícil la misión de llegar y representar a cada uno de sus cerca de 125 mil miembros.

“Entonces se trataba de forjar y construir; ahora, de enriquecer, multiplicar, consolidar y, sobre todo, perfeccionar una obra que, de tan inmensa y radical, probablemente aquellos jóvenes no pudieron siquiera imaginar. Pero, diferencias aparte, lo cierto es que el espíritu que animó su fundación perdura hasta nuestros días. De mantenerlo vivo e intacto se han encargado sucesivas generaciones de estudiantes.

“Desde los tiempos de Mella, la FEU ha sido rebelde, y con causa, revolucionaria por naturaleza, preocupada por la vida universitaria, pero que también mira hacia afuera, con marcado interés y un sentido del deber y compromiso social, que la colocan siempre a la vanguardia en cualquier combate contra lo mal hecho y por todo lo justo y humano.

"Conservamos ese apego a la tradición –para nada reñido con el afán transformador de los jóvenes—, e igual nos unen el ímpetu y la intensidad con que se vive en la organización, legado de aquellos días y, por qué no, de quien tanto hizo en tan poco tiempo".

Debo decir que creo lo mismo, como también que a la vida de esta nonagenaria gloriosa llegamos los universitarios para quedarnos, prendados de su pasado y orgullosos de su cubanísimo linaje, que la emparenta con grandes como Ignacio Agramonte, aunque bastaría la paternidad de Mella para asegurarle un lugar cimero en la historia de la nación cubana.

La FEU nació a la hora exacta, en tiempos en que la vorágine de la Reforma de Córdoba estremecía las anquilosadas universidades de la América nuestra. Surgió para unir y guiar al estudiantado en ese empeño renovador e insertar definitivamente a la Universidad en la lucha por la Cuba con todos y para el bien de todos ansiada por José Martí.

¡Y vaya si lo hizo! Recordar el 20 de diciembre de 1922 es recordar, también, aquel 10 de enero de 1929 en que asesinaron a Mella, o el 30 de septiembre de 1930, cuando la muerte de Rafael Trejo dio su primer mártir a la Federación Estudiantil Universitaria, o el 15 de enero de 1953, en que cayó mortalmente herido Rubén Batista.

Sobre todo, es recordar las tantas veces que el estudiantado bajó la escalinata para enfrentar la represión y la muerte, y que en esa misma Colina conspiraron y entrenaron muchos de los que luego asaltarían el cuartel Moncada. Es acordarnos del ataque a Palacio, la toma de Radio Reloj y la caída de José Antonio Echeverría en desigual combate, el 13 de marzo de 1957, y de la masacre de Humboldt 7, exactamente 38 días después.

Pasajes como estos forman parte de una historia con visos de leyenda, que continuó escribiéndose luego del triunfo popular de 1959 y que aún ahora, en pleno siglo XXI, se conjuga en presente por jóvenes que, como Mella primero, José Antonio después y, por supuesto, ese eterno compañero de aulas que fue, es y será Fidel, piensan que, más que universitario, el estudiante es un ciudadano y un miembro de la sociedad, y que "es nulo lo que se aprende en los libros, si no se realiza en los hechos".

Otras son hoy las misiones, pero idéntica la fidelidad a la causa de la Revolución y por eso, el mejor regalo en sus 95 a esta cumpleañera de estirpe mambisa es la inconmovible certeza de que por siempre será la FEU de Julio Antonio Mella.

(Tomado de la ACN)



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