Por Eduardo Luis Martín
Para los visitantes al museo que guarda un sinnúmero de documentos, fotos y pertenencias del Comandante Ernesto Guevara, desde la niñez, juventud y hasta la etapa como guerrillero en Cuba y las misiones solidarias e internacionalistas, la muestra que atesora la institución ubicada en la central ciudad de Santa Clara, resulta de gran interés.
Las notas escolares del pequeño Ernestito cuando cursaba tercero y cuarto niveles de primaria, se muestran al público en una de las instalaciones más llamativas e interesantes del Complejo Escultórico que lleva el nombre del médico argentino-cubano.
Muchos de los asistentes se detienen y comentan con admiración acerca de la boleta emitida en el colegio José de San Martín, de la ciudad de Alta Gracia, Argentina.
A pesar de sus dolencias por el padecimiento de asma, imponía la voluntad y en general la calificación era satisfactoria, con excelentes resultados en determinadas asignaturas como Historia, Geografía, Naturaleza, Moral y Cívica y otras de corte humanista, a las que tanto se inclinaba.
En conducta recibió R, quizás reflejo de un rasgo que distinguió desde muy temprano su carácter, un tanto irreverente, inquieto y rebelde, con el cual fue consecuente hasta los últimos momentos de su vida.
Una de las vitrinas que exhibe la etapa infantil de quien posteriormente fuera el guerrillero de América, nos permite observar la inclinación de aquel niño por los libros y su afán de aprender.
Al asomarnos a otras de sus pertenencias en el museo de la ciudad de Santa Clara, se aprecia la inclinación autodidacta, y cuánta curiosidad había en el pequeño por saber sobre la historia de su país, y acerca de la vida de los próceres latinoamericanos y grandes hombres de la humanidad.
La insaciable sed por la lectura, era una de sus pasiones y desde los 10 años se identifica con la obra cumbre de Miguel de Cervantes, el ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, a quien lo une esa bondad y desprendimiento por ayudar a los más necesitados.
De una madurez muy temprana, sus libros preferidos no siempre estuvieron acordes con la edad, en la adolescencia leía a Freud, Baudelaire y entre los autores favoritos prefería a Emilio Salgari y a Julio Verne.
Los visitantes al museo que atesora valiosas pertenencias del Comandante Ernesto Guevara se interesan por la muestra que allí se exhiben. El público asistente al museo villaclareño puede observar en otro de los estantes, libros leídos por el joven Ernesto, entre los que figuran obras como Don Segundo Sombra, de Ricardo Güivaldes; Poesía escogida, de Antonio Machado; y Tom Sawyer, de Mark Twain.
También aparece Robinson Crusoe, de Defoe; Entremeses, de Cervantes; y La Isla del Tesoro, de Stevenson. El impaciente lector no se conformaba solamente con leer. De su puño y letra se distinguen los apuntes filosóficos redactados por Ernesto en 1945, a los 17 años.
Entre sus pertenencias hay pequeños volúmenes con el rótulo Sobre Moral, Dialéctica, Marxismo, obras de Carlos Marx, de Sócrates, y de Platón a las que hacía sus acotaciones.
Con razón manifestaba Fidel cuando se refería a que nuestros pioneros fueran como el Che. Su amor por la lectura y el conocimiento fueron cualidades que sirven de acicate a los niños cubanos y jóvenes estudiantes que se forman en nuestra sociedad y lo siguen como ejemplo del hombre nuevo al que aspiramos.
El Che es el paradigma a seguir del verdadero revolucionario, porque no se limitó solo a obtener conocimientos, sino también a poner en práctica lo aprendido, en bien de la humanidad, al extremo de ofrendar su vida por la causa de los desposeídos del planeta.
Al celebrarse el aniversario 90 de su natalicio, sigue vivo el pensamiento del Guerrillero Heroico y los revolucionarios del mundo le veneran con admiración y respeto.
(Tomado de la ACN)
