Intervención del presidente de Cuba ante 38 período de sesiones de la Cepal

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2020-10-27 07:42:29

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Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Foto: Minrex/Cuba

La Habana, 27 oct (RHC) Intervención íntegra del presidente de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, en la ceremonia virtual de inauguración del Trigésimo Octavo Periodo de Sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Excelentísimo señor Carlos Alvarado Quesada, Presidente de la República de Costa Rica;

Excelentísimo señor António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas;

Excelentísima y querida señora Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL;

Distinguidos Ministros, jefes de delegaciones, delegados e invitados:

Es un honor para Cuba participar junto a ustedes, aunque sea de manera virtual, en la inauguración del Trigésimo Octavo Periodo de Sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, nuestra entrañable CEPAL, cuyo 70 aniversario celebramos en La Habana en mayo de 2018, cuando nuestro país asumió la Presidencia Pro tempore de la Comisión, que hoy entregamos a Costa Rica.

En esos más de 70 años de trabajo incansable por la promoción del desarrollo económico, social y sostenible en América Latina y el Caribe, se advertirá siempre una participación activa de Cuba en favor del multilateralismo, el intercambio de saberes y la cooperación, todo lo cual nos hace sentir parte de la CEPAL.

Desde la Presidencia Pro tempore de la Comisión; desde su Comité de Cooperación Sur-Sur y del Foro de los países de América Latina y el Caribe sobre Desarrollo Sostenible, Cuba trabajó intensamente, consciente de los enormes retos que entraña el compromiso de promover la cooperación y el desarrollo sostenible en la región, especialmente con las hermanas naciones del Caribe, respondiendo a la iniciativa de la CEPAL de “El Caribe Primero”, “Caribbean First”.

Durante su periodo en la Presidencia, alargado unos meses por causa de la pandemia de la COVID-19, Cuba se honra de haber acompañado los principales procesos orientados a la implementación de la Agenda 2030 y al fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur y Triangular que se desarrollan a nivel regional e internacional, en el interés de ampliar y profundizar los logros y superar las metas.

Trabajando por reducir las brechas existentes y consolidar el espacio regional, hemos apostado a la búsqueda de soluciones concertadas e integrales ante problemas comunes o semejantes; siempre con la premisa de “no dejar a nadie atrás”.

De estos últimos dos años, quisiera destacar la celebración de la Tercera Reunión del Foro de los países de América Latina y el Caribe sobre Desarrollo Sostenible, en abril de 2019, cuando se presentó el Informe de balance cuatrienal sobre los avances y desafíos de la región en la implementación de la Agenda 2030.  

Con la participación de más de 1 200 personas, incluyendo representantes de la sociedad civil y el sector privado, y con más de 50 eventos paralelos, esa reunión marcó la historia del Foro.

Estimados delegados:

En América Latina y el Caribe persiste un vergonzoso grado de desigualdad económico-social. Las brechas estructurales y sistémicas entre naciones, y a lo interno de cada país, permanecen y se amplían en un contexto internacional complejo y difícil en todos los órdenes: sanitario, económico, financiero, social y medio ambiental.

Es un hecho que la pandemia ha acentuado las limitaciones de nuestros sistemas productivos y ha puesto en evidencia todas nuestras vulnerabilidades.

Su impacto económico y financiero y sus consecuentes costos sociales conducen a proyecciones desalentadoras. La región, que arrastra una desaceleración en su crecimiento económico más intensa que la de otras zonas del mundo, muestra un desempeño inferior al de las últimas siete décadas.

No lo han dicho otros. La propia Comisión Regional, nuestra CEPAL, está proyectando para 2020 una caída del 9,1 %, el peor producto interno bruto en toda la historia de la región.

Mientras, el cambio climático continúa fustigando sin piedad a nuestros países, particularmente a los estados insulares. Se estima que hacia 2050 el costo económico del cambio climático en la región representará entre el 1,5 y el 5 % del PIB regional actual.

Frente a esa dramática perspectiva, urge la promoción de políticas integrales en materia de desarrollo sostenible, mitigación, adaptación y resiliencia.

Resulta vital crear mejores condiciones y capacidades para el Manejo y Reducción de Riesgos en el Caribe, cerrar la brecha tecnológica, así como fomentar la cooperación y el acceso oportuno a recursos indispensables para paliar los efectos del cambio climático.

Creemos firmemente que solo una respuesta articulada entre países a todos los niveles puede ayudarnos a superar las múltiples crisis que enfrentan hoy América Latina y el Caribe.

Para lograrlo, es indispensable continuar apostando por un multilateralismo renovado y fortalecido; por la cooperación solidaria y la búsqueda de soluciones concertadas e innovadoras. Multilateralismo, Cooperación y Solidaridad deben ser palabras de orden en estos tiempos.

Es nuestro deber proteger entre todos la paz, premisa indispensable para el desarrollo, derecho y reclamo histórico de nuestros pueblos.

Reafirmo aquí lo que expresamos hace dos años en la reunión de La Habana: “No habrá desarrollo sin paz, ni paz sin desarrollo”. Y en consecuencia, destacamos la vigencia de los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

Imposible obviar en este escenario nuestra denuncia al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos, que se ha recrudecido brutalmente en los dos últimos años, incluso en tiempos de la pandemia de la COVID-19.

Ese componente esencial de la política estadounidense de hostilidad contra Cuba busca causar daños a la nación en su conjunto con el ánimo de obtener concesiones políticas y provocar caos.

La escalada oportunista del criminal asedio, tal como ha reconocido la actual administración norteamericana, se dirige a estrangular totalmente nuestro comercio, el acceso a los combustibles y a las divisas, y refuerza su condición de impedimento real para el desarrollo nacional.

La reciente medida de ese brutal asedio podría calificar como un acto de sevicia, de crueldad extrema, de barbarie humana: en breve, la familia cubana será privada de recibir remesas desde la nación donde reside el mayor grupo de sus emigrados.

Como hemos dicho tantas veces, el bloqueo califica como genocidio y constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de nuestro pueblo, pero no nos alejará, ni un milímetro, de nuestros programas de desarrollo.

Cuba persiste en su compromiso con la implementación de la Agenda 2030. Contamos con un Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, cuyos ejes estratégicos están entrelazados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible; así como con una “Estrategia Económico-Social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19” para la recuperación del país.

Una vez más, reiteramos aquí nuestro compromiso con la cooperación solidaria sobre la base del respeto mutuo, la ayuda desinteresada y la complementariedad, bajo el principio invariable de compartir lo que tenemos, no lo que nos sobra.

Ni el bloqueo ni la más feroz de las campañas difamatorias que hoy se lanzan contra la solidaria cooperación médica que Cuba ofrece, mellarán la vocación humanista de su Revolución, en particular ante el complejo panorama internacional y las acuciantes demandas generadas por la pandemia.   

Quisiera también dejar constancia del más profundo reconocimiento del Estado cubano a la acción de la CEPAL y a la señora Alicia Bárcena, por su dedicación y esfuerzo en pos del Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe. Y por su mirada limpia y desprejuiciada a Cuba, acogida en el seno de la CEPAL durante su mandato, con un entrañable espíritu de cooperación que opera en dos direcciones: demandando con respeto nuestros posibles aportes y apoyando, con disposición y alto compromiso, nuestras solicitudes de asesoría técnica.

En sus años al frente de la Comisión, Cuba ha sentido que la gestión de la Secretaria Ejecutiva actual no solo califica por la eficacia de un trabajo profesional y responsable, sino también por la pasión y el compromiso de una auténtica defensora de un entorno de paz y cooperación para alcanzar el desarrollo.

Igualmente hago constar nuestro apoyo a Costa Rica y a su presidente, Carlos Alvarado, junto a los mejores deseos para el ejercicio de la Presidencia Pro tempore de la Comisión, que hoy entregamos formalmente. Como dijo nuestro líder histórico, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en la clausura de la Primera Cumbre del Sur, celebrada en La Habana el 14 de abril de 2000: “De nosotros mismos dependerá todo”.

Cuenten siempre con Cuba para hacer posibles en Nuestra América los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030. Es una deuda con todos los próceres de la independencia americana y con los sueños de emancipación de sus pueblos. Todo lo que dependa de nuestros esfuerzos, lo haremos.

Muchas gracias.

(Fuente: Minrex)



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