Descubren en Kenia primera acción de guerra de la historia de la humanidad

Editado por Maite González Martínez
2016-01-21 09:22:52

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La Habana, 21 ene (RHC) Los esqueletos de doce personas brutalmente asesinadas y restos de otras quince fueron descubiertos en sedimentos de 10.000 años de antigüedad durante excavaciones en Kenia.

El hallazgo, publicado en la revista Nature, supone el acto de guerra más antiguo de la historia de la humanidad y aporta una lección importante de cara al futuro.

Al respecto, sostienen los investigadores que la batalla se produjo por dos causas que vuelven a estar presentes en el mundo actual: el aumento de la densidad de población y la desigualdad en el acceso a los recursos.

La escena, ocurrida a orillas del lago Turkana, debió ser dantesca. Junto al agua, un pequeño grupo de cazadores-recolectores en el que había hombres, mujeres y niños disfrutaba de un buen emplazamiento. Tenían acceso a los peces del lago y a los animales que iban a beber a la orilla. Comida en abundancia. De pronto les sorprendieron los atacantes.

“Fue un ataque planificado”, explica por correo electrónico desde Kenia Marta Mirazón Lahr, antropóloga argentina de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y primera autora de la investigación. “Llevaban armas que no hubieron llevado habitualmente para cazar o para pescar”.

Lanzaron un primer ataque desde la distancia con flechas. Apuntaron a la cabeza de los hombres. Las puntas de flecha que se han encontrado clavadas en dos de las víctimas están hechas de obsidiana, un mineral que no se encuentra en la zona del lago Turkana, lo que invita a pensar que los atacantes venían de otra región.

Después de disparar las flechas, se acercaron para matar al resto del grupo. Llevaban dos tipos de palos distintos, unos largos y otros más cortos, y un arma afilada capaz de causar cortes profundos en un combate cuerpo a cuerpo.

Diez de los doce esqueletos muestran “grandes lesiones traumáticas que hubieran sido mortales de manera inmediata o a corto plazo”, escriben los investigadores en Nature. Los otros dos tienen los brazos en una posición que indica que les maniataron antes de morir. “Ninguno de los esqueletos fue enterrado”, declara Marta Mirazón Lahr.

Quedaron dispersos en un área algo mayor que un campo de fútbol, algunos boca arriba, otros boca abajo, sin la cabeza orientada en ninguna dirección en particular. “La posición de los esqueletos indica que les encontramos allí donde murieron”. A dos les rompieron ambas rodillas, posiblemente antes de morir. Otro esqueleto presenta múltiples fracturas en la mano derecha. Otro, fracturas en las costillas.

Junto a estos doce esqueletos aparecieron fragmentos óseos de otros quince individuos. “No podemos demostrar que murieron al mismo tiempo, pero es probable que la muerte de los 27 fuera el resultado del mismo ataque”, afirma la primera autora de la investigación.

Cinco de ellos son niños o niñas menores de seis años. Cada uno aparecio al lado de los restos de una mujer (o de un espécimen cuyo sexo no se ha podido establecer), que posiblemente sería su madre e intentó protegerles. En la zona abdominal de una de las mujeres se han encontrado huesos de un feto de entre seis y nueve meses, que sería la víctima número 28.

Se han descubierto episodios de violencia más antiguos en la historia de la humanidad. En Atapuerca, por ejemplo, un Homo antecessor de hace unos 800.000 años fue devorado por sus congéneres en un acto de canibalismo. Incluso entre chimpancés se han descrito casos de violencia entre grupos. Pero “lo que hemos encontrado en Nataruk es diferente”, destaca Marta Mirazón Lahr. Es “un ataque planificado de un grupo sobre otro, más que un encuentro accidental hostil entre dos grupos”.



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