Apoteosis en Gran Teatro de La Habana por reaparición de Alicia Alonso ante el público

Editado por Julio Pérez
2019-01-02 06:20:33

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La Habana, 2 ene (RHC) La aparición en público hoy de Alicia Alonso desató una apoteosis en el Gran Teatro de La Habana que también lleva el nombre de la esa legendaria estrella del ballet mundial.

Problemas de salud mantuvieron a la prima ballerina assoluta cubana alejada durante meses de la escena pública, recuerda Prensa latina.

Admiradores de varios países lamentaron que por primera vez en la historia la artista no pudiera desfilar al frente de su compañía, el Ballet Nacional de Cuba (BNC), en el Festival Internacional de Ballet de La Habana, acontecido del 28 de octubre al 6 de noviembre, ni participar directamente en ninguna de las actividades del evento.

A Alicia se le extrañaba en su teatro, donde tradicionalmente cientos de admiradores la aplauden y alaban hasta en los pasillos, y donde desde hace un año una estatua de ella misma en bronce, joven y reluciente en el personaje de Giselle, impresiona a los visitantes del recinto.

Para mayor delirio de sus admiradores, aunque apareció sentada en una silla en el escenario de la sala García Lorca, Alonso realizó un 'port de bras', un movimiento de brazos durante el cual pasó por más de una posición de ballet, y el auditorio, por supuesto, estalló en ovaciones y aplausos.

No en vano, a veces muchos tienen la impresión de que todavía baila.

La directora del BNC entregó allí el Premio del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso al destacado pianista cubano Huberal Herrera, quien celebrará en 2019 su 90 cumpleaños y 65 años de vida artística.

No he hecho más que trabajar con mucho gusto para ustedes, mi público, exclamó en escena luego de recordar otras dos conmemoraciones relevantes en el presente año: el 60 aniversario del Triunfo de la Revolución Cubana y el 500 de la fundación de La Habana.

El BNC protagonizó una función de El lago de los cisnes a la altura de la gran ocasión y en particular sobresalieron los primeros bailarines Grettel Morejón y Dani Hernández, por la caracterización convincente y elegante de los personajes, más allá de la depurada técnica.

Ambos parecen príncipes natos y los roles del príncipe Sigfrido y las princesas Odette y Odile, se han ido acoplando a sus personalidades como una faceta más de vida o un abrazo cálido.

La joven primera bailarina remarcó, con palpables muestras de madurez, los contrastes entre el inocente, dulce y temeroso Cisne Blanco (Odette) y el malvado, manipulador y exitoso Cisne Negro (Odile).

El espectáculo resultante recibió minutos de ovaciones y aplausos.

 

/Prensa Latina)



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