Buenos resultados del anticuerpo monoclonal humanizado Itolizumab para tratar la Covid-19

Editado por Julio Pérez
2020-05-12 04:57:18

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La Habana, 12 may (RHC) Merecedor en 2014 de uno de los Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) en el acápite de Ciencias Biomédicas, desde el mes de abril el anticuerpo monoclonal humanizado Itolizumab forma parte del protocolo de atención médica a la COVID-19 en nuestro país.

Para conocer de primera mano las características e indicaciones de este fármaco, creado en el Centro de Inmunología Molecular (CIM), y acreedor en 2015 de la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Granma dialogó con la doctora en Ciencias Tania Crombet Ramos, directora de Investigaciones Clínicas de esa institución, perteneciente al Grupo Empresarial BioCubaFarma.

–¿Qué es el anticuerpo monoclonal Itolizumab?

–El Itolizumab es una molécula que se desarrolló en el Cim para el tratamiento de linfomas y leucemias. Dicho anticuerpo es capaz de bloquear la proliferación y activación de los linfocitos t, por lo que se comporta como un inmunomodulador.

«Como parte de su mecanismo de acción, puede reducir la secreción de un grupo de mediadores de la inflamación, que se conocen como citocinas proinflamatorias. En nuestro país se había usado con éxito en el tratamiento de pacientes con artritis reumatoide y soriasis. Precisamente, en los ensayos clínicos realizados en estas enfermedades autoinmunes, el monoclonal demostró ser una molécula muy segura, que no provocaba eventos adversos severos en los pacientes».

–¿A qué se le llama tormenta de citocinas?

–Según diferentes estudios realizados en el mundo, en la Covid-19 un grupo de pacientes desarrolla una reacción inmune hiperactiva. Para explicarlo de manera sencilla, tras la alta secreción de citocinas proinflamatorias, los vasos sanguíneos se dilatan para permitir que las células inmunitarias entren en los tejidos, donde hay que reducir la replicación viral.

«En algunos pacientes, ocurre una gran salida de sustancias y líquido en los pulmones y la presión sanguínea disminuye. Con la finalidad de frenar la salida masiva de estas sustancias, se activa la cascada de la coagulación, que trae como consecuencia la obstrucción de los vasos sanguíneos en los pulmones. Lo anterior provoca que el paciente tenga grandes dificultades para el intercambio gaseoso y hay hipoxia. Al aumentar la presión dentro de los pulmones, también puede producirse un fallo en el corazón. Desafortunadamente muchos pacientes fallecen a causa de complicaciones cardiorespiratorias.

«Si el resto de los órganos no recibe suficiente oxígeno, puede instaurarse, además, un daño permanente o incluso la muerte. El anticuerpo monoclonal Itolizumab actúa en la fase de la enfermedad, donde el daño es causado por la respuesta exagerada del sistema inmune, ante la enorme capacidad de dividirse del virus.

«Así el Itolizumab logra reducir la secreción de estas citocinas inflamatorias, causantes de la extravasación masiva de sustancias y líquido en los pulmones».

–¿Qué resultados preliminares se han obtenido?

–El anticuerpo monoclonal se ha usado como parte de un protocolo de acceso expandido, aprobado por el comité científico conjunto entre el Ministerio de Salud Pública y el grupo empresarial BioCubaFarma para la covid-19. También fue aprobado por el Comité de Ética y por la agencia reguladora cubana, el Centro Estatal para el Control de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed). Hasta ahora han sido tratados más de 70 pacientes confirmados con la enfermedad, en nueve hospitales de Cuba.

«El sitio principal de la investigación es el hospital Manuel Piti Fajardo, de Santa Clara, donde sus médicos y especialistas están haciendo aportes importantísimos en relación con el mejor momento para usar el monoclonal, así como el mejor esquema de tratamiento.

«De manera particular, se ha empleado en pacientes clasificados como críticos, graves y de cuidado, con alto riesgo de agravamiento. Los mejores resultados se han visto en los enfermos graves y de cuidado, donde se logra frenar a tiempo las consecuencias de la tormenta de citocinas. Igualmente, en muchos casos hay evidencias clínicas e imagenológicas del mejoramiento del distrés respiratorio.

«En la actualidad estamos enfrascados en la etapa de recolección e interpretación de los datos, para poder extraer conclusiones definitivas, junto con los especialistas de las terapias y de las salas de medicina interna», agregó.

 

 

(Granma)



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