Estados Unidos: el dinero primero, los niños después

Editado por Maite González Martínez
2018-07-10 10:02:49

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Imagen tomada de LactApp

Por María Josefina Arce

En Estados Unidos todo es un negocio y el dinero es el que mas importa en detrimento incluso, de la salud de sus ciudadanos, en especial sus niños. Por eso no sorprende que el país norteño contra toda lógica y racionalidad haya intentado bloquear en la OMS, Organización Mundial de la Salud, una resolución que apoyaba el uso de la leche materna.

Para Patti Rundall, directora de políticas del grupo de defensa británico Baby Milk Action, lo que sucedió fue un chantaje, con Estados Unidos reteniendo al mundo como rehén e intentando anular casi 40 años de consenso sobre la mejor forma de proteger la salud de bebés y niños pequeños.

Detrás de la postura estadounidense, que implicó amenazas a otras naciones, están las grandes compañías productoras de fórmulas artificiales que inundan el mercado con esos sustitutos de la leche materna, a pesar de que la eficacia de esta última para un normal desarrollo del bebé ha sido comprobada científicamente.

En aras de beneficiar al rentable negocio desconoce Washington que, como demuestran los estudios, la leche materna en los primeros seis meses de vida del recién nacido promueve su desarrollo neurológico y de comportamiento y reduce los riesgos de varias enfermedades, incluso para la madre.

Se estima que 823.000 muertes de niños se evitarían cada año si casi todos los bebés fueran amamantados. Los bebés que no reciben leche materna tienen nueve veces más probabilidades de morir por neumonía que los que sí lo hacen, de acuerdo con organizaciones internacionales.

Los sustitutos, en cambio, no tienen las mismas propiedades y en algunos países del tercer mundo se convierten en peligrosos por la necesidad de usar agua, a menudo contaminada, a lo que se suma condiciones higiénicas deficientes.

Por demás, un estudio publicado en 2016 concluyó que la lactancia universal podría ahorrar unos 300 MIL millones de dólares en costos de atención médica y mejorar las perspectivas económicas para los niños.

Pero el dinero es el dinero y en Estados Unidos el mercado de alimentos para lactantes supera los 70 MIL millones de dólares al año, un negocio rentable que las grandes compañías no están dispuestas a perder.

De ahí que ejercen una fuerte presión sobre los congresistas estadounidenses, además de que realizan agresivas campañas de propaganda para inducir a comprar sus productos, lo que viola el código de ética de la OMS, creado para frenar este tipo de promociones engañosas.

De hecho cuando en 1981 el código fue puesto a consideración de la Asamblea de la OMS solo Estados Unidos votó en contra por considerar que perjudicaba a las compañías estadounidenses.

Organizaciones internacionales han denunciado que conocidas multinacionales sobornan al personal hospitalario de países en desarrollo para que convenzan a las madres de que la leche preparada es mejor que la natural.

Para Estados Unidos el dinero es lo primero, por eso si de perder ganancias se trata no cuenten con el, aunque esté en peligro la vida de los niños, incluso de los mismos estadounidenses.



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