Reducción de viajes estadounidenses, otra arista del bloqueo a Cuba

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2018-09-06 07:38:02

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Foto: Archivo.

Por: Roberto Morejón

El recrudecimiento del bloqueo estadounidense contra Cuba se asocia en 2018 con el retroceso en las relaciones, marcado por una aviesa decisión del presidente Donald Trump que, entre otros efectos, redujo los viajes desde el país norteño hacia este destino.

El magnate republicano en el poder puso fin al proceso hacia la normalización de relaciones iniciado en diciembre de 2014 por los entonces presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Estados Unidos, Barack Obama.

El acercamiento NO exento de dificultades fue saludado por la comunidad internacional, pero Trump lo malogró al firmar el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba.

El texto le hizo un guiño a los extremistas de la emigración de origen cubana a pesar de su escasa representatividad en ese conglomerado por su perseverancia en asfixiar a la nación caribeña.

El libelo prometió ulteriores limitaciones a los viajes de los estadounidenses a Cuba y más inconvenientes a las transacciones económicas, comerciales y financieras.

Poco más de un año después de la infortunada rúbrica del memorando, así se constata porque el gobierno estadounidense dispuso que los viajes al archipiélago caribeño circunscritos a 12 categorías proseguirían restringidos.

Mediante la arbitraria determinación se descartaron las visitas educativas individuales llamadas 'pueblo a pueblo' sin perfil académico.

Otra estocada contra los desplazamientos de los estadounidenses a Cuba fue asestada a partir de la puesta en marcha de una ofensiva mediática para hacer creer que aquí tienen lugar incidentes de salud con huellas en diplomáticos norteños y sus familias.

Si bien expertos cubanos y de otras latitudes denunciaron la carencia de pruebas al respecto y señalaron la alegación como un argumento para “justificar” el deterioro de los nexos, lo cierto es que la campaña repercutió en los viajes.

Con similar pretexto la Casa Blanca rebajó el trabajo de su embajada en La Habana, seccionó su personal, instruyó la salida de diplomáticos cubanos acreditados en Washington y se hizo más engorrosa la tramitación de documentos para los viajes.

Cifras oficiales indicaron la caída de 56,6 por ciento en los arribos de visitantes de Estados Unidos a partir de las restricciones impuestas por el gobierno de Trump desde junio de 2017.

Se trata de una arista adicional del bloqueo estadounidense y una denuncia al respecto será llevada nuevamente a la Asamblea General de la ONU.

Cuba presentará allí un proyecto de resolución para condenar otra vez la principal causa de sus dificultades económicas.



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