Comienza la presidencia de López Obrador

Editado por Saily Pérez Gordillo
2018-12-01 09:51:04

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Imagen ilustrativa. Foto/Archivo

Por Guillermo Alvarado

Desde este 1 de diciembre Andrés Manuel López Obrador es el presidente de México, un país con 123 millones de habitantes a quienes prometió resolver la grave crisis de inseguridad, corrupción y desigualdades para construir un futuro mejor y una nación fuerte, tanto en el plano interno como en las relaciones internacionales.

En su libro titulado “2018, la salida”  López Obrador afirmó que “la crisis de México no podrá enfrentarse sin cortar de tajo con la corrupción y la impunidad, lo cual implica cambiar el actual régimen y establecer un orden político nuevo, democrático, promotor de la legalidad, humanista y con el distintivo de la honestidad”.

Enfrenta el enorme reto de volver realidad sus conceptos, así como su propuesta, calificada por algunos como atrevida y hasta poco realista, de llevar a cabo la “cuarta transformación” del hermano país latinoamericano.

Se refiere a los tres grandes acontecimientos que han marcado la historia mexicana, La Guerra de Independencia, que tuvo lugar de 1810 a 1821 y puso fin a 300 años de colonia española; La Reforma, una lucha entre liberales y conservadores de 1858 a 1861, que consolidó el poder de Benito Juárez; y La Revolución, un complejo y sangriento proceso entre 1910 y 1917 que desembocó en la actual Constitución.

Ahora el flamante presidente, de 65 años y nacido en 1953 en el municipio de Tepetitán, en el estado de Tabasco, una de las zonas pobres de México, se dispone a iniciar una cuarta etapa para rescatar al Estado y ponerlo al servicio de toda la población, en particular de los desposeídos.

Para ello propuso una serie de transformaciones, que comienzan con una lucha frontal contra la corrupción y los privilegios. Advirtió que no perdonará a nadie, ni parientes ni seguidores, renunció a vivir en la residencia oficial de Los Pinos, hará una drástica rebaja a su salario, venderá el avión presidencial e impondrá un régimen de austeridad a la gestión administrativa.

Un lugar importante en su plan de gobierno es la reforma energética para poner fin a la privatización de los recursos naturales, sobre todo de los hidrocarburos que ha causado que México, uno de los principales extractores de crudo en el continente, tenga que importar la gasolina que consume.

Ofreció, también, transformar el sector de la educación y desechar los cambios favorables al sector privado hechos por el gobierno que termina, para poner un sistema gratuito y con calidad en todos los niveles.

Uno de los frentes más duros de su gestión está en la violencia y la inseguridad que mantienen atemorizada a la sociedad. Prometió sacar al ejército de las calles, crear una especie de guardia nacional y profesionalizar a las policías municipal, estatal y federal para que cumplan bien con su función.

Aumentar la inversión social, hacer pagar más impuestos a los que más ganan, dar salud pública y beneficios a madres solteras y ancianos, figuran en el arsenal de medidas de López Obrador.  A partir de hoy todos los ojos estarán puestos en él y su ambicioso proyecto que cuenta con respaldo popular y mayoría en ambas cámaras legislativas. La historia, como siempre, emitirá su veredicto dentro de seis años.



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