Puerto Rico más allá de la impudicia

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-07-26 08:40:23

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Foto: Carlos Giusti / AP.

Por: Roberto Morejón

El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, fue barrido del escenario público por una marea humana nunca vista en las calles, pero el origen de la crisis debe verse más allá de los repulsivos comentarios del político dimitente sobre sus compatriotas.

Es cierto que el militante del Partido Nuevo Progresista afiliado al Partido Demócrata de Estados Unidos escribió chats insultantes, de carácter misógino, homófobo, amenazante y se burló de las víctimas del huracán María que arrasó Puerto Rico en 2017.

Roselló fue tan soez y despiadado que llegó a mofarse de la muerte del líder independentista Carlos Gallisá, quien dejó de existir a los 85 años a fines de 2018.

Pero si bien esta imperdonable conducta de Rosselló y varios de sus colaboradores irritó justificadamente a poco más de 3 millones de habitantes de la llamada isla del Encanto, la población ya estaba harta por sufrir otros sinsabores.

En el transcurso de 12 días de protestas se vieron atisbos de denuncia de la crisis económica y social de Borínquen.

Puerto Rico sufre una ola de corrupción alimentada por los descalabros de una economía en quiebra, como se declaró en 2017, al cabo de 12 años de recesión.

Las autoridades puertorriqueñas manejaron erráticamente la situación posterior al desastre causado por el huracán María, con 3 mil muertos, aunque inicialmente quisieron minimizar esa cifra.

Con miles de familias sin servicio eléctrico durante un año, la gestión oficial fue blanco de denuncias porque nadie entendió la relación sospechosa con entidades encargadas de recuperar al país.

La ruina provocada por el fenómeno meteorológico agravó la debacle económica de un país que llegó a tener una deuda pública de 70 mil millones de dólares, ante cuya alza la metrópoli estadounidense puso en marcha un mecanismo para reestructurarla.

La junta se convirtió en un cuerpo incómodo tanto para las autoridades como para los ciudadanos, quienes veían en ella a un intruso.

El Estado Libre Asociado demostró su incapacidad de resolver los atolladeros del país y en ese contexto asumió en la Casa Blanca Donald Trump.

El magnate cuestionó si los apremios de los puertorriqueños eran tantos como decían luego del paso del huracán María.

Como colofón de tantas penurias saltaron al primer plano las conversaciones privadas del gobernador, una acción suficiente para volcar a los isleños a las calles.

Está por ver si alguien en Puerto Rico de los partidos tradicionales puede sofocar la justa molestia de los pobladores, muchos de los cuales consideran insuficiente la salida de Rosselló.



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