Por: Guillermo Alvarado

Son muchas las perturbaciones que Mauricio Macri mostró durante el ejercicio de la presidencia en Argentina, entre ellas su obsesión por ganar dinero a toda costa, pero ahora también sale a luz una manía extraña por el espionaje, sin distinguir si se trataba de amigos o adversarios políticos.

Tras la denuncia hecha por Cristina Caamaño, interventora de la Agencia Federal de Inteligencia, el Congreso argentino acordó crear una subcomisión para recabar información acerca de este nuevo escándalo.

Son varias las personas implicadas en este caso, además de Macri, quienes habrían formado un equipo para hacer escuchas telefónicas, leer correos electrónicos privados y otras intromisiones ilegales en la vida de unas 80 personalidades, entre diplomáticos, políticos, periodistas y funcionarios.

Todo esto se llevó a cabo sin que mediara una orden judicial, por lo que se trata de un delito que podría llevar a la cárcel a los encartados.

Lo curioso del caso es que Macri y sus colaboradores no sólo indagaron sobre miembros de la oposición, entre ellos la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sino que también contra gente como Mario Negri y Angel Rozas, dirigentes de la Unión Cívica Radical, su estrecha aliada en la coalición Cambiemos.

Me pregunto qué dirá al respecto el periodista Luis Majul, íntimo de Macri y cabeza visible de la campaña montada para intentar desprestigiar al presidente Alberto Fernández, al descubrir que él también fue uno de los objetivos en esta trama de espionaje.

La reconocida comunicadora Stella Calloni señala en un artículo publicado en el diario mexicano La Jornada, que estas prácticas del gobierno de Macri no son nada nuevo, porque ya hay denuncias anteriores al respecto.

Nos recuerda que cuando éste asumió la presidencia en 2015, estaba precisamente envuelto en un juicio por espionaje cometido cuanto era jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

En febrero de 2019 se descubrió, asimismo, una red formada por sectores de la inteligencia federal, periodistas y medios de comunicación encargada de montar causas falsas contra políticos y funcionarios.

También se puso en evidencia otro grupo que vigilaba a jueces a los que Macri consideraba sus adversarios. Estas dos causas todavía están abiertas y se pueden sumar a la más reciente, recordó Calloni.

De esta manera la red judicial se cierra contra el expresidente, que también es investigado por el endeudamiento excesivo del país y la fuga de capitales durante su administración.  Dios tarda, pero no olvida, dicen algunos.