Foto: Archivo/RHC.

Por: Guillermo Alvarado

Los grandes desastres suelen sacar a flote lo más noble del ser humano, como lo han demostrado en esta pandemia quienes están en primera línea de combate contra la covid-19, pero también enseñan el rostro más oscuro de aquellos que lucran con el dolor o se aprovechan de las circunstancias.

Así está ocurriendo en diversas latitudes del planeta, donde proliferan estafas, negocios sucios y formas de obtener privilegios desde una posición de poder.

Bastante espacio ocuparon en los medios los escándalos ocurridos en países sudamericanos, donde funcionarios y personas adineradas, incluido un presidente en funciones, el peruano Martín Vizcarra, pasaron por encima de las normas y se vacunaron de manera irregular contra el nuevo coronavirus.

En Argentina debió renunciar el ministro de Salud, Ginés González García, cuando se denunció que un grupo de políticos, sus familiares y otros individuos fueron inmunizados al margen de los listados oficiales, que priorizan a quienes por su trabajo o edad están en situación de riesgo.

Más dramático fue el caso en Brasil, donde levantó una ola de indignación la noticia de que a muchos ancianos les aplicaron vacunas simuladas con jeringas vacías o falsas.

En Guatemala reina el estupor por la revelación de que se compró a una empresa denominada Kron Científica e Industrial Sociedad Anónima, un lote de 30 mil pruebas de biología molecular, las conocidas como PCR, valoradas en cerca de un millón de dólares, que resultaron falsas.

La firma fabricante, Atila Biosystems, señaló que el lote adulterado no coincide con el que allí se produjo, por lo que la falsificación habría ocurrido en el país centroamericano y falta, entonces, saber qué pasó con el original.

Tampoco Estados Unidos escapa a esta ola de bajezas y suciedades. Autoridades de la nación norteña advirtieron a la población sobre diversas modalidades de fraudes, como la inclusión en listados para vacunarse de manera temprana contra la covid-19 a cambio de un pago.

Han proliferado negocios que ofrecen remedios milagrosos o productos inexistentes por medio de las redes sociales, y no han faltado incautos que entregaron sus datos bancarios para, según ellos, ponerse a salvo del virus.

En Francia, Reino Unido, España y Países Bajos, entre otros, se desmantelaron grupos que vendían certificaciones falsas con resultados negativos a pruebas de covid-19, para que los compradores pudieran viajar.

A propósito, en el infierno de Dante los estafadores están en el octavo círculo donde son sometidos a un sufrimiento atroz, causado por enfermedades putrefactas y por debajo de ellos sólo está el temible noveno círculo, donde se castiga a los traidores.