Buscando los orígenes

Editado por Maite González Martínez
2021-03-30 07:09:31

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Wuhan.

Por: Guillermo Alvarado

Unos quince meses después de que en Wuhan, China, se detectaron los primeros casos de covid-19 la Organización Mundial de la Salud, OMS, dio a conocer los primeros resultados de una investigación para determinar cuál es el origen del virus que tiene al mundo entero en vilo.

Un grupo de especialistas de diversos países viajó a la región del país asiático donde ocurrió el primer contagio masivo de este nuevo coronavirus, que hasta el último corte había enfermado a 127 millones de personas, de las que 2,7 millones murieron.

Aunque los resultados no son absolutamente concluyentes, se avanzó un poco más en el conocimiento de cómo el SARS-CoV-2 llegó hasta los seres humanos y se descartan algunas teorías que rondaban la malevolencia.

La hipótesis considerada por la OMS como más probable, si bien todavía no definitiva, es que el virus pasó al hombre de un tipo de murciélagos, la familia de los “Rhinolophus”, de los que hay numerosas variedades, a través de otro animal que todavía no está identificado, una especie de eslabón perdido.

El caso es que el virus hallado en este mamífero volador y el de la covid-19 tienen diferencias evolutivas que pudieron desarrollarse en un “huésped temporal”.

Por esto mismo resulta poco creíble otra teoría, que indica la posibilidad del contagio directo del murciélago a los humanos.

En lo que se ha conocido del informe hay otras hipótesis, como que el coronavirus se originó en algún lugar fuera de China y llegó hasta el mercado de Wuhan por medio de alimentos congelados.

Se han encontrado restos de este microscópico adversario en empaques que fueron sometidos a bajas temperaturas, pero un brote como el ocurrido en el gigante asiático sólo hubiese sido posible de haber una circulación masiva de la enfermedad en el resto del mundo, lo que no pasaba en 2019.

Finalmente, se considera extremadamente difícil una generación y escape accidental en un laboratorio. Los investigadores de la OMS ni siquiera consideraron la posibilidad de una difusión intencionada del virus, como especuló, entre otros, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Se necesita todavía más trabajo para llegar hasta la semilla de esta terrible pandemia, así como extender las indagaciones a territorios más amplios, tanto desde el punto de vista geográfico como biológico.

Sería muy bueno si algunas potencias, en lugar de gastar dinero para crear armas nucleares, dedicasen ese esfuerzo a investigar cómo la interacción del ser humano con el medio ambiente puede provocar pandemias como ésta, que nos recuerda lo frágiles que somos ante la naturaleza.  



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