Agua al dominó

Editado por Maite González Martínez
2021-03-31 05:37:28

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Por: Guillermo Alvarado

El imprevisible presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acorralado por la crisis sanitaria, la caída de su popularidad y sus tensiones recurrentes con otros factores de poder en el país, se vio forzado a realizar cambios en su gabinete y otras estructuras del gobierno.

Quién ha participado en ese ingenioso juego sabe que “dar agua al dominó” se le denomina al movimiento que se hace con las fichas sobre el tablero para mezclarlas bien, antes de que cada contendiente escoja las suyas.

Algo parecido hizo Bolsonaro cuando sustituyó a varios ministros e hizo cambios en Justicia, Casa Civil y la Abogacía General de la Unión.

La jugada no fue para nada voluntaria, porque en ella perdió a varios de sus más fieles y cercanos colaboradores, lo que demuestra fisuras más profundas de lo que a simple vista se puede ver.

El primero en caer fue el general Eduardo Pazuello, a cargo de Salud, rebasado por la gravedad de la pandemia que infectó hasta ahora a doce millones y medio de personas, causó unos 315 mil muertos y convirtió a Brasil en una amenaza para sus vecinos y toda Sudamérica.

Más dolorosa para el presidente fue la renuncia obligada de su ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, a quien se le señala por haber destruido la imagen de Brasil en el exterior para mantener contento a su jefe, y al jefe de éste, Donald Trump.

La cadena de horrores de este sujeto no tiene precedentes y se ganó a pulso el título de ser el peor canciller en toda la historia de la diplomacia local. El colmo fue que cuando más se necesitaban las vacunas chinas para enfrentar la covid-19, se dedicó a insultar a la nación asiática.

Otro golpe para la imagen del jefe del ejecutivo brasileño fue la salida del ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, el hombre que mantuvo la cohesión del ejército alrededor del polémico y desprestigiado presidente.

De acuerdo con el analista Darío Pignotti, la alta cúpula militar, que también fue removida la víspera, veía con desagrado la politización que Bolsonaro está haciendo en los mandos medios y bajos del instituto castrense.

Tampoco estarían dispuestos los generales a participar en la pugna entre el presidente y los gobernadores que apuestan por tomar medidas de aislamiento para frenar el avance de la covid-19.

Bolsonaro vive los momentos más bajos de apoyo popular, que cae en proporción inversa al alza de Luis Inacio Lula da Silva, por lo que no sería raro que la derecha radical brasileña prefiera cambiar de candidato para las elecciones presidenciales de octubre de 2022, o sea, darle agua al dominó.



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