Uruguay supera las 1.000 muertes por la covid-19, con récord de 35 en un día. (Imagen/EFE)

Por María Josefina Arce

Cuando en 2020 la COVID 19 impactaba con fuerza en varias naciones de América Latina, presentaba Uruguay un escenario bastante favorable. Sin embargo,  en el presente año es otra la situación. Hoy el país suramericano vive un acelerado incremento del número de casos que ya se sitúan en más de 117 mil.

Las alarmas  han sonado pues se han superado las mil víctimas fatales. Solo en el pasado mes de marzo fallecieron 366 personas y  abril comenzó con un récord de muertes diarias,  35.

Ya en siete departamentos del país está presente  también la cepa P1, detectada por primera vez en Manaos, Brasil, y que es mucho más contagiosa.

Preocupa  la alta ocupación de las unidades de cuidados intensivos, dónde hay cerca de 400 pacientes, y la fatiga del personal sanitario. De hecho la Asociación de Enfermeros pidió más contrataciones de intensivistas y apoyo en la atención de pacientes con la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

Desde todos los sectores piden medidas más fuertes pues, como opinan los especialistas, las vacunas y una mayor disposición de camas en las unidades de cuidados intensivos son solo parte de lo necesario para enfrentar la pandemia.

Pero las autoridades sanitarias han encontrado bastante oposición del presidente Luis Lacalle Pou para tomar disposiciones más restrictivas que ayuden a poner freno a la propagación de la dolencia.

Es motivo de crítica que el gobierno no limite al máximo la movilidad de los ciudadanos, a pesar de que es esta una de las recomendaciones del Grupo Asesor Científico Honorario, que ayuda a las autoridades en la gestión de la crisis sanitaria.

Varios legisladores han manifestado que el ejecutivo no atiende las recomendaciones del Grupo Asesor y el panorama sanitario es preocupante, y aunque se adoptan nuevas medidas, no responden a las actuales circunstancias.

La Central sindical PIT-CNT por su parte, convocó al estado a buscar también mecanismos más efectivos para ayudar a los sectores vulnerables, donde, señaló, la voluntad de aislamiento no alcanza sí no tienen para cubrir sus necesidades vitales.

El sindicato apuntó que es momento de una consulta amplia entre el gobierno, trabajadores, cámaras empresariales, partidos políticos y otros sectores para concretar acciones que lleven al control de la situación.

Uruguay está inmerso en una batalla por el deterioro del panorama epidemiológico y la vacunación, que como han señalado los científicos debe ir acompañada de medidas de bioseguridad para poner freno a la propagación de la pandemia.