Alertas para no dejar en el tintero

Editado por Maite González Martínez
2021-04-19 06:51:45

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Raúl Castro durante 8vo Congreso del PCC. Imagen / Estudios Revolución

Por: Roberto Morejón

Para repasar lo ocurrido en Cuba de forma objetiva y precisa en el último quinquenio, bastará leer el informe al octavo Congreso del Partido Comunista, expuesto por su primer secretario Raúl Castro.

Los delegados al encuentro efectuado en una situación excepcional por la pandemia y el impacto del bloqueo estadounidense, fueron justamente elogiosos del documento, al calificarlo de valiente, crítico y orientador.

El recuento presentado al congreso revela la impronta directa y certera del orador.

Hablamos de un líder histórico, indiscutible y laborioso, quien llama a cada asunto por su nombre y aborda las circunstancias adversas con claridad para la comprensión del pueblo.

Esta vez no fue la excepción. El informe central al congreso del Partido Comunista abunda en análisis puntuales y planteamientos conceptuales enérgicos y convincentes.

El documento apuntó hacia deficiencias en el trabajo ideológico, político, económico, promoción de directivos, pero reconoció la gran obra de este pueblo, concretada ante una arremetida feroz de la anterior administración estadounidense.

En medio de las consecuencias negativas de más de 240 disposiciones relacionadas con el bloqueo y el impacto de la COVID-19 sobre la economía, los cubanos deben trabajar más arduamente, con sus propios recursos, en busca de la recuperación y el bienestar.    

Como señalara el Primer secretario del Partido Comunista, la mayor de las Antillas deberá imprimirle mayor dinamismo a la actualización del modelo económico y social.

Así tendrá que ser para propiciar una adecuada relación entre el carácter centralizado de la planificación y la autonomía y descentralización.

Tanto los militantes como el resto de los cubanos deben impregnarse del mensaje de Raúl Castro, al considerar ineludible provocar un estremecimiento de las estructuras empresariales, desterrar la inercia y el conformismo.

Para la empresa estatal socialista, sujeto principal de la economía, y los restantes modelos de gestión resulta insoslayable, como subraya el documento partidista, cambiar mentalidades para defender el aumento de la producción nacional, en especial de los alimentos.

Es un dañino hábito importar antes que buscar la modalidad de producir de manera autóctona, si ello es factible.

La anterior es una de las cardinales premisas trazadas en el programático texto sometido a la consideración de delegados al Congreso, pero de trascendencia hacia toda la sociedad. 



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