Cubadebate.

Por: Roberto Morejón

Desde el punto de vista sanitario, este primero de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, se presenta más desafiante para los cubanos que el del 2020, de por sí difícil ante la pandemia de la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo estadounidense.

La mayor de las Antillas afronta una cifra superior de casos diarios y fallecidos de la enfermedad de origen respiratorio, sin que declinara la sólida infraestructura de salud.

Las nuevas cepas más agresivas y deslices en la responsabilidad individual apretaron el paso de los cubanos.

Hoy, muchos de ellos están en tele trabajo, guarnecidos en casa por ser vulnerables, con garantía salarial u oferta de empleo, a la espera, como todos los ciudadanos, de una previsible vacuna nacional. 

El primero de mayo vuelve a ser no festivo, sin implicar inercia, pues los sindicatos exhortaron a demandar el fin del bloqueo y pensar en cuánto puede aportar cada trabajador en situación económica de tanta austeridad.

Con la caída del comercio mundial, las carencias aumentaron, pero hay esfuerzos para distribuir lo poco disponible y mantener los principios del proyecto de justicia social, reafirmados en el recién concluido octavo congreso del Partido Comunista.

La reunión llamó a desatar nudos y fomentar la iniciativa interna, en aras de aumentar la producción de alimentos.

Desde las redes sociales o la vía telefónica, los trabajadores cubanos pueden debatir este primero de mayo sobre cómo prosperar desde su plaza laboral en las transformaciones de hoy.

Tres de ellas son vitales: mayor autonomía a la empresa estatal socialista, perfeccionamiento en el sector privado y cooperativo así como continuar el ordenamiento monetario, plataforma que hará más realista el contexto de la economía.  

O sea, el Primero de Mayo será en Cuba un buen día para abogar por la concreción de importantes tareas económicas y sociales.

No olvidarán los cubanos el espíritu de lucha de adalides obreros como Aracelio Iglesias o Lázaro Peña, en cuyo recuerdo transita este Día Internacional del Proletariado.

Con el lema de Una patria viva, unida y victoriosa, la Central de Trabajadores defiende el compromiso de todos de llevar adelante los objetivos de resistencia y desarrollo, porque la fuerza del país está en su pueblo.

Se reafirmará así aunque las principales plazas y calles de las ciudades no acojan a millones de trabajadores en desfiles.