Mundo atrincherado

Editado por Martha Ríos
2021-12-21 00:26:05

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Foto tomada de Gestión

Por Guillermo Alvarado (RHC)

Cuando parecía que los tradicionales festejos de Navidad y fin de año volverían a reunir a familias y amigos, tras casi dos años de pandemia, la variante Ómicron del nuevo coronavirus con una velocidad de contagio muy explosiva, obligó a muchos países a retomar medidas de restricción.

La Organización Mundial de la Salud informó que esta mutación ya está oficialmente reportada en 89 países, pero que probablemente en estos momentos la cifra sea mucho más elevada.

Europa occidental, una zona con un alto nivel de desarrollo, es la más afectada porque allí los programas de inmunización diseñados por los gobiernos,  que incluso acapararon más dosis de las necesarias, fueron entorpecidos por inusitadas campañas contra la vacunación.

Resulta una paradoja que haya millones de personas opuestas a protegerse por esta vía, mientras en el mundo pobre hay pueblos enteros sin la posibilidad de beneficiarse con los diferentes preparados existentes en la actualidad.

En Reino Unido esta semana, en apenas 24 horas, los contagios se triplicaron y llegaron a 80 mil, lo que llevó al Parlamento a aprobar la extensión del trabajo a distancia, el pase sanitario en eventos públicos y el uso de cubrebocas en los espacios cerrados.

Francia prohibió los viajes no esenciales al Reino Unido y Alemania decretó una cuarentena obligatoria a todos los viajeros no vacunados procedentes de otras naciones del Viejo Continente.

El gobierno de Países Bajos, antes Holanda, decretó un estricto aislamiento de sus ciudadanos que durará hasta el 14 de enero.

Con menos virulencia, Ómicron se está extendiendo también por el continente americano, y en Estados Unidos los contagios diarios de Covid-19 alcanzaron 156 mil el pasado jueves, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

La Organización Panamericana de la Salud reportó la existencia de casos de la nueva cepa en Ecuador y Perú, donde se prohibieron los festejos públicos con motivo de fin de año.

El repunte de la crisis sanitaria global está muy vinculado con el escaso avance de la vacunación, en algunos casos por la falta de recursos de los gobiernos, la ineficacia de programas como COVAX para asegurar una distribución equitativa de inmunizantes, o la indolencia de las personas. 

Se agrega la avaricia de los laboratorios transnacionales que priorizan las ganancias por encima de la salud de los pueblos, porque para ellos el sufrimiento y la muerte ajena es fuente de grandes negocios.       



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