
Trump implanta arancel a productos de México y Canadá. Imagen: Captura de pantalla
por Guillermo Alvarado
No se ha dicho por ninguna parte, que yo recuerde al menos, que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tenga alguna afición literaria, pero sí es seguro de que la historia no es precisamente una materia a la cual sea adicto para nada.
Se nota lo dicho por el grueso error de cálculo que el magnate cometió en las últimas horas cuando de un solo golpe se abrió tres frentes de guerra económica, dos de ellos aliados suyos, como lo son Canadá y México, y el otro con un poderoso rival, China.
Otros generales más avezados que Trump cometieron el mismo disparate y lo pagaron muy caro, como le ocurrió a Napoleón Bonaparte, quien quiso conquistar más de lo que podía digerir y terminó sus días solo y abandonado tras causar la destrucción de lo que fue el imperio francés.
A partir de ahora todos los productos y servicios originados en las naciones agredidas sufrirán un arancel extraordinario del 25% que impactará en sus economías, pero también generará efectos negativos al interior de Estados Unidos que, de pasada, le está dando una patada al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que en la práctica dejará de existir.
No olvidemos que la versión más moderna de ese acuerdo la negoció el mismo Trump, que presionó a sus vecinos para obtener las mayores ventajas, y ahora le disparó un obús directo a su línea de flotación.
Canadá anunció que responderá dólar a dólar este ataque y ya hay proyectos, como bajar de los estantes en los supermercados del país las bebidas alcohólicas fabricadas en Estados Unidos. Después de la Unión Europea, Canadá es el segundo consumidor mundial de los destilados estadounidenses.
México, por su parte, se sentirá libre de buscar otros mercados para una gran diversidad de productos ahora vendidos al otro lado de la frontera, como vegetales, frutas, textiles, zapatos, computadoras portátiles y servidores digitales, por citar sólo algunos.
China, con la ecuanimidad que la caracteriza, está estudiando detenidamente cuál será su respuesta, pero nadie tiene ninguna duda de que lo hará de manera contundente.
Mientras, los empresarios de Estados Unidos ya manifestaron su preocupación y algunos tomaron medidas, como acumular inventarios para evitar el primer impacto de los aranceles, y otros hacen cálculos para trasladar el costo a los consumidores, lo cual augura olas inflacionarias.
Hay otras aristas en este peligroso sendero tomado por Trump y su equipo, que iremos analizando en próximas entregas, mis amigos.