
Foto: Somos News
Por: Roberto Morejón
La administración de Donald Trump prosigue la cruda ejecución de su política proteccionista con casi todo el universo, incluyendo México, al que decidió aplicarle un arancel a los tomates que le vende.
En efecto, el gobierno estadounidense aplicará un arancel de 17,09 por ciento al fruto rojo procedente de su vecino del sur, luego de retirarse unilateralmente del Acuerdo sobre Tomates Frescos de 2019.
Mediante esa normativa durante mucho tiempo hubo tasa cero, pero los actuales inquilinos de la Casa Blanca afirman ahora ver en México lo que califican de prácticas comerciales desleales.
La determinación impactaría a los labriegos mexicanos dedicados al tomate y también a los consumidores estadounidenses, pues tendrán que pagarlos más caro.
Téngase en cuenta que dos de cada tres tomates consumidos en la Unión son oriundos del exterior, principalmente de México.
La Jefa de Estado Claudia Sheinbaum destacó un elemento clave, los tomates de su país seguirán exportándose aun con arancel porque carecen de sustitutos.
No se trata de un hecho aislado, pues desde su primera incursión en el poder, el magnate apostó por la cancelación del TLCAN, Tratado de Libre Comercio de América del Norte, tras denostarlo.
Luego lo renegoció, favoreció su nuevo nombre como TMEC, Tratado México-Estados Unidos-Canadá, para ahora afirmar que esa última versión le irrita.
El gobierno de México, como los de otros países, no salen de su asombro e incomodidad, al resultar impredecible la política comercial de Washington, desde donde incentivan una guerra arancelaria.
Desde la óptica de México, la decisión de la potencia del Norte sobre el fruto rojo es injusta, además de rechazar de que la notificación llegó en momentos en que están en marcha negociaciones entre productores de ambos lados.
Como señalaron en medios políticos y en la prensa mexicana, resulta harto complejo arribar a acuerdos con una contraparte que desdice pactos anteriores y prioriza la imposición y el trato injusto.
Sheinbaum aboga por la paciencia, la cautela y agotar las negociaciones siempre con la demanda de que se respete la soberanía de su país.
Pero desde el otro lado reiteran las amenazas de extorsión, como en el acero, los migrantes o el fentanilo, a pesar de que se ha instalado una mesa de trabajo permanente binacional en la que se busca obtener un acuerdo global en asuntos como las deportaciones, seguridad y comercio.