Cuba-Obama: Haciendo camino al andar

Editado por Martha Ríos
2016-02-19 20:11:47

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Por Nicanor León Cotayo

Al confirmar que visitará la isla los próximos días 21 y 22 de marzo, el presidente Barack Obama demuestra su voluntad de incrementar el acercamiento bilateral.

Lo acompañará su esposa Michelle y, entre otras actividades, se reunirá con el presidente Raúl Castro.

Según la periodista Nora Gámez Torres, quien escribe sobre Cuba en el Nuevo Herald, lo informó este jueves en su cuenta oficial de Twitter.

 A partir de ahí la publicación, muy favorecida con dinero de grupos ultraderechistas procedentes de la isla y Venezuela, comenzó a destilar veneno.

Escribió que Obama tratará personalmente diferencias sobre derechos humanos con el gobierno de La Habana.

Al describir parte de una supuesta agenda bilateral afirmó que se reunirá con Raúl Castro y miembros de la sociedad civil.

Luego, de acuerdo a la Associated Press (AP) trató reiteradamente al presidente de Cuba solo como “el gobernante”.  

Esa agencia opinó que con este viaje a la nación vecina Obama sellará su legado en política exterior.

“El próximo mes viajaré a Cuba  para avanzar en los esfuerzos para mejorar las vidas del pueblo cubano”, escribió el mandatario.

“Todavía tenemos diferencias con el gobierno cubano que yo trataré directamente. América (USA) defenderá los derechos humanos en todo el mundo”.

El Herald también afirmó que luego Obama y sus acompañantes seguirán hasta Argentina, donde permanecerán el 23 y 24 de marzo.

¿Objetivo? Reconocer la contribución del electo presidente Mauricio Macri “a la defensa de los derechos humanos en la región”.

Puro sarcasmo, cuando allí han tirado a la calle a miles de trabajadores, impuesto tarifas exorbitantes a servicios básicos para su sociedad y reprimido a medios de la oposición.

Vuelven selectivamente al anuncio de la Casa Blanca para insistir en que la visita del Presidente servirá para expresar “nuestro apoyo a los derechos humanos”.

También subraya que se tratará del primer arribo a La Habana de un mandatario de Estados Unidos en funciones (el anterior en 1928 fue Calvin Coolidge).

La periodista Nora Gámez Torres considera que, aún cuando se reabrieron las embajadas, el avance de los nexos bilaterales resulta lento.

Recuerda entre aspectos positivos que hace poco se firmó un memorando de entendimiento para volver a los vuelos regulares entre ambas partes.

Sin embargo lamenta el generalizado estancamiento que genera la cuestión del bloqueo (embargo, según el lenguaje estadounidense).

La noticia del próximo traslado de Obama a Cuba desbordó la ira de los frustrados radicales que aún medran en Miami y Washington.

Por ejemplo, el senador Marco Rubio afirmó que solo aceptaría una invitación para ir a ese país “cuando sea libre”. Curioso, porque nadie lo ha sugerido.

Según dijo, el problema de Cuba radica en que se trata de una dictadura comunista anti-estadounidense.

Jamás, La Habana ha emitido ni un párrafo contra la nación estadounidense y mucho menos una ofensa hacia próceres.

A continuación manifestó desear un cambio en las relaciones, pero que sea recíproco, muy difícil, por los siguientes ejemplos:

La Habana no podría levantar un bloqueo económico a Estados Unidos porque jamás se lo ha impuesto.

Tampoco cerrar una base naval en su territorio debido a que Cuba no tiene, ni una sola, en el exterior.

Otro legislador ultraderechista, Ted Cruz, muy ligado al neonazi Tea Party, declaró que la noticia del viaje lo entristecía pero no lo sorprendía, e incluso llegó a no descartar que durante su visita Obama actuara como un apologista.

Por su lado, otros congresistas de origen cubano inundaron las redes sociales y enviaron encendidas declaraciones contra el periplo anunciado por el jefe de la Casa Blanca.

No podía faltar la doblemente pequeña Ileana Ros-Lehtinen.

Ella, ardiente partidaria de mantener el bloqueo a Cuba, advirtió que, si era cierta la noticia, resultaba “absolutamente vergonzoso” que “recompensara a los Castro con la visita de un presidente de Estados Unidos”.

Con amargura ella recordó que durante más de 50 años los cubanos “han huido del régimen de Castro”, pero ahora han decidido abrazar a sus opresores”.

Luego señaló que no avanzan los derechos humanos en la “isla-gulag” de los hermanos Castro desde que esta administración empezó a proporcionarle concesiones.

El representante Mario Díaz-Balart apuntó además que Cuba servía de refugio a unos 70 fugitivos estadounidenses, ejercía el contrabando de armas con Corea del Norte y China e incluso invitó a Hezbolá a establecer una base dentro de sus fronteras.

Cuando lo invitaron a probar esa grave acusación, simplemente, lo evadió.

La periodista Nora Gámez Torres comentó que muchos cubanos nunca imaginaron ser testigos de una visita presidencial como la venidera.

Ella agregó, por décadas, sus estudiantes aprendieron que el  vecino del Norte o “el imperio” era al principal enemigo de la revolución cubana.

Nadie, al menos hasta el presente, ha rectificado esa enseñanza.

Mientras, Cuba se dispone a dar una bienvenida respetuosa, y hasta cálida, al señor Presidente de los Estados Unidos de América.

 



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