“Sobrevivir a la explosión me compromete más con mis compañeros”

Editado por Bárbara Gómez
2022-08-08 19:18:10

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Lorien Rodríguez Sánchez, estudiante de cuarto año de Medicina e integrante de equipo
de la Cruz Roja cubana. Foto: periódico Girón.

“La vida me pasó en segundos por delante. Creo que volví a nacer. Estoy viva por dos personas que cayeron encima de mí. Vi la ola de vapor que se aproximaba y comencé a correr, perdí los zapatos y seguí corriendo”, comenta Lorien Rodríguez Sánchez, estudiante de cuarto año de Medicina e integrante del equipo de la Cruz Roja cubana.

Según una entrevista publicada en el periódico Girón, desde la noche del viernes se había incorporado a las fuerzas de rescate y salvamento para asistir a los posibles lesionados. El sueño acumulado luego de una jornada de guardia en una institución de salud no le impidió dar el paso al frente.

A las cuatro de la mañana del sábado, pensábamos que se había contenido el fuego en el primer tanque. Como yo había salido de una guardia en el hospital y apenas había descansado, me recosté en una camilla.

“De pronto escuché la voz de nuestra jefa de equipo que dijo: '¡Corran!', y tomé la camilla y comencé a correr. Corrí con desesperación. Veía cómo la ola de vapor me alcanzaba, sentía el fuerte calor lastimando mi piel. Volví a caer al suelo y dos personas se abalanzaron sobre mí, protegiéndome de la onda expansiva. Gracias a ellos estoy contando esta historia.

“En ese instante entré en pánico y apenas podía mover los brazos por el dolor fuerte que sentía. Una pipa pasó por mi lado y corrí fuerte y por esas cosas que a veces no tienen explicación alcancé el vehículo por la puerta del chofer y no sé cómo, pero accedí al interior de la cabina pasando sobre él”.

Una vez sobre el vehículo comenzaron a rescatar a las personas que estaban en la carretera.

Ya fuera de peligro, la suerte de sus compañeros del equipo de rescate y salvamento le produjo una gran angustia.

Una vez en el hospital, ella misma se aplicó los primeros auxilios en las lesiones de los brazos. Una idea le martillaba una y otra vez: ¿cuál sería la suerte de sus compañeros?

Solo recobró la calma cuando se reencontró con sus compañeros de la Cruz Roja y, tras lanzar una mirada sobre todo el equipo, entendió que la totalidad había sobrevivido a la fuerte explosión.

La joven estudiante sufrió quemaduras de primer grado en sus brazos, pero las lesiones no la amilanaron. Decidió regresar al puesto de mando para asistir a los lesionados. El domingo en la mañana estaba en una casa de campaña atendiendo a los heridos.

Reconoce que la batalla contra el incendio que asola la base de supertanqueros en Matanzas tomará varios días y prefiere estar donde más se le necesita, en el puesto de mando de la Cruz Roja. Sobrevivir a la fuerte explosión le reafirmó que ese es su lugar, y allí permanecerá hasta que todo acabe. (Tomado de Cubadebate).

 



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