Chamaquili está donde haya un niño pequeño descubriendo la realidad a través de sus ojos

Editado por Maria Calvo
2023-02-10 07:48:23

Pinterest
Telegram
Linkedin
WhatsApp

Chamaquili y Alexis Díaz Pimienta. Fotos: Cubadebate

por Thalía Fuentes Puebla

Como suerte de bolsillo Cuba tiene su Chamaquili; pero también España, Estados Unidos, Colombia, China, porque para dicha mayor, todos los niños del mundo son Chamaquilis, sin importar la lengua o la cultura. Esa es una de las certezas de Alexis Díaz Pimienta. La otra, que la literatura para niños es donde verdaderamente se cuece el cambio en el mundo que queremos.

Este niño travieso ha incursionado mediante los poemas de Díaz-Pimienta en la astrología, en la economía, en la lingüística comparada, en el amor, los miedos, en la muerte y ha hecho las preguntas más simples o las más incómodas y complejas. La actriz Claudia Alvariño, Muma, le escribió al decimista para pedirle un poema que le explicara a su hijo pequeño qué era el coronavirus. Lo que supuestamente sería una breve explicación se convirtió en un libro que será lanzado el próximo 14 de febrero en la XXXI edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

“Chamaquili y la pandemia es un libro especial y diferente al resto. Este es el único título en la historia de la literatura mundial que primero ha tenido una existencia documental y luego bibliográfica. Por la covid-19 y la escasez con el papel, salieron primero las cápsulas televisivas protagonizadas por Lucas Baños Alvarado en colaboración con La Colmenita que dirige Tim Cremata”.

Como las 10 entregas anteriores, este ejemplar está ilustrado por Jorge Oliver. “Pudiera parecer un libro por encargo o de ocasión, pero no lo es. Es tan amplio que saldrá en dos volúmenes, uno este año, y el otro, el siguiente”, cuenta el escritor en entrevista a Cubadebate.

—¿Quién es Chamaquili?

“Ufff…Han pasado 18 años desde que escribí el primer libro que se editó, finalmente, en el 2006. El personaje está inspirado en mi hijo Alejandro que ahora tiene 20 años. Cuando tenía dos, tres, y empezó a preguntar, a asombrarse, a decir cosas graciosas para explicarse como esa vez que me gritó ‘Papá tengo sed de sol; llévame al parque’, o hablar con metáforas que no eran más que accidentes de construcción, comencé a rescatar todas esas frases y convertirlas en poemas”.

Chamaquili Chamaquili, Buenos días Chamaquili, Chamaquili y la lámpara luna, Chamaquili en el cuarto de baño, Chamaquili en La Habana, Chamaquili en Armería, Chamaquili regresa a La Habana, Qué me cuentas Chamaquili, Chamaquili en el Oeste y El gran libro de Chamaquili son los diez libros que conforman la colección completa que también será presentada en FILH 2023.

Según Alexis Díaz, han pasado muchos años y niños por sus libros. Alejandro creció y esos poemas se fueron nutriendo, primero, de anécdotas reales de sus hijos mayores Axel y Alex.

    “Luego, los lectores, madres, padres, me mandaban ‘chamaquiladas’ que hacían sus hijos. Más que el autor de los poemas, soy el traductor a estrofas y versos de las ocurrencias geniales de los niños pequeños”:

—¿A qué usted cree que se debe el éxito de Chamaquili?

“La inocencia, el lenguaje infantil que he logrado imitar. Cuando escribo los poemas no soy yo; me salgo del personaje e intento pensar y ver al mundo como lo hacen los niños. La propia palabra Chamaquili ha causado un impacto en la gente que me sorprendió. Le puse así a mi hijo Alejandro porque cuando nació eran tan pequeñito que le decía ‘chamaco’, después ‘chama’. Pero era más pequeñito aun y me inventé un diminutivo en el sufijo ili.

“El éxito del personaje es una combinación de muchas cosas. En general, la poesía dedicada a los más pequeños necesitaba una voz infantil dentro de los poemas. El propio niño es quien interpreta la realidad y se comunica con sus padres. También la creación de ‘mapá’ como un vocativo que unifica a mamá y a papá, ha tenido mucha aceptación. Eso no me lo inventé, así me decía a veces Alejandro cuando pasaba mucho tiempo sin verme.

“Además, no le puedo escamotear el éxito a Jorge Oliver. Sus ilustraciones son de un encanto para niños y adultos que trasciende a Cuba, por el colorido y humor infantil, picaresco y travieso que tienen esos dibujos”.

De los 54 libros que Alexis Díaz Pimienta ha publicado (novelas, ensayo, teatro, poesía, teatro infantil), a pesar de que el volumen mayor son títulos destinados a los niños, fue el último género con el que se atrevió.

“Respetaba mucho la literatura infantil; desde muy joven soy absoluto devoto de Mark Twain, los hermanos Grimm, de Andersen, y tenía reservas para intentar escribir este género. Mi primer libro destinado a esa edad fue Cuentos clásicos en verso, versiones en décimas, cuartetas y quintillas de algunos cuentos clásicos en el año 98’. Luego me atreví a hacer El Quijote en versos para niños. He pasado del miedo a un acto que disfruto”.

En esa línea, el escritor considera que ha existido un déficit de literatura infantil que huyera de la ñoñería léxica, del didactismo, del tratamiento a los niños como si fueran poca cosa. “En mis libros los niños son personas pequeñas, pero, al fin y al cabo, personas”.

Por eso la apuesta de Díaz Pimienta es acercarse al niño lector sin paternalismos, hablándole de tú a tú a través de la belleza de las palabras. Salvar la inocencia, agrega, es la responsabilidad del autor. De hecho, pocas cosas asegura que disfruta tanto hacer como la literatura infantil.

Hay 11 libros publicados, pero 25 más guardados. Entre ellos Chamaquili en Nueva York y Chamaquili en China. Nunca ha dejado de escribir porque cada niño tiene su manera de asombrarse, miedos distintos, historias diferentes. “Me desdoblo como los actores de cine y teatro y no es Alexis quien habla sino Chamaquili. A veces es como una cámara fotográfica que capta la situación o una pequeña historia. Son poemas anecdóticos, que se pueden cantar y contar”.

Los poemas funcionan─ añade─ porque es un niño que no se puede localizar, que ríe, baila, se asombra, se asusta, se burla, canta, llora, está en Canarias, Medellín, Rusia y donde quiera que haya un chiquillo pequeño descubriendo la realidad a través de sus ojos inocentes. “Eso es algo de lo que no quiero desprenderme nunca”.

Una de las primeras cosas que haré en la Feria es comprar la colección; leérsela todas las noches a mi hijo de casi dos años hasta que sean sus propias manos y ojos los que descubran el universo de Chamaquili. Y guardarla, sí, cuidarla como si fuera una de mis pertenencias más preciadas, porque si en algún momento se hiciera un compendio de libros imperdibles para un niño, definitivamente, “las chamaquiladas” tienen que ser lectura de cabecera.(Tomado de Cubadebate)



Comentarios


Deja un comentario
Todos los campos son requeridos
No será publicado
captcha challenge
up