Elecciones en Chile

Editado por Maite González
2021-12-21 07:13:47

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Por: Guillermo Alvarado 

El pueblo chileno celebró en 2021 dos importantes procesos electorales que tendrán un impacto decisivo en el futuro de la nación, en particular para contribuir a borrar las huellas de la férrea dictadura de Augusto Pinochet, todavía presentes en el seno de esa sociedad.

La primera y sin duda alguna más significativa votación ocurrió el 15 y 16 de mayo, cuando se escogieron los 155 miembros de la Comisión Constitucional, encargada de redactar una nueva Carta Magna para sustituir a la que fue elaborada durante la tiranía.

En realidad los comicios estaban programados para octubre de 2020, pero fueron postergados por diversas razones, entre ellas la pandemia de covid-19.

Se trata de la conquista más importante del estallido social de 2019, que comenzó con protestas por el aumento del pasaje en el metro y terminó poniendo contra la pared al gobierno de Sebastián Piñera, quien tuvo que aceptar una consulta popular  para decidir el cambio constitucional.

Los miembros de la Comisión se eligieron con las mismas normas que los diputados y senadores, con la singularidad de que se impuso una estricta paridad de género y la reservación de 17 escaños para los pueblos indígenas.

En las urnas la gran derrotada fue la derecha, que no logró los asientos necesarios para imponer o rechazar las nuevas normas.

La mayoría de los seleccionados correspondieron a candidaturas independientes y un elevado número, 28 en total, fueron de la recién creada coalición progresista Apruebo Dignidad, de la que el Partido Comunista de Chile es uno de sus miembros.

Al margen de los otros acontecimientos políticos del país, la Comisión sigue su trabajo que una vez terminado será sometido a un nuevo referendo en 2022.

Se esperan profundos cambios, entre ellos definir si se mantiene el sistema presidencialista o se cambia por un modelo parlamentario, aplicar normas estrictas para proteger el medio ambiente y garantizar los derechos de los pueblos originarios, entre ellos el reclamo de sus tierras ancestrales.

Asimismo, establecer prioridades sobre los recursos naturales e impedir su privatización o la venta a transnacionales y regular la política exterior, entre muchas otras cosas.

El 21 de noviembre se realizaron elecciones generales para designar presidente de la República, renovar la cámara de diputados y la mitad del Senado y en algunas regiones escoger gobernadores y consejeros locales.

Emergió de allí un Congreso dividido casi a la mitad entre conservadores y centro izquierda, de tal manera que cualquier nueva legislación tendrá que ser objeto de arduas negociaciones antes de su aprobación.

Se presentaron para optar a la primera magistratura siete candidatos, propuestos por coaliciones de partidos y otras agrupaciones como suele ser común en Chile desde 1990.

Desde el principio se previó que la lucha estaría centrada entre el joven diputado Gabriel Boric, de la coalición Apruebo Dignidad, y Sebastián Sichel, de la alianza oficialista Chile va por Más.

Crédito: Agencia Uno.

Sin embargo los sondeos de intención de voto marcaron un ascenso inesperado de José Antonio Kast, del ultraderechista Frente Social Cristiano, que rápidamente desplazó a los favoritos y se ubicó a la cabeza de las encuestas, posición en que terminó en la primera vuelta, dos puntos por encima de Boric, con quien pasó a la ronda decisiva.

Un caso curioso fue el de Marco Parisi, del Partido de la Gente, quien nunca pisó suelo chileno porque tiene abierto un proceso legal por no pagar la pensión alimenticia de sus hijos.

Toda su campaña la hizo desde Estados Unidos por medio de internet, no pudo sufragar en el exterior por no estar inscrito en el consulado correspondiente y, sin embargo, sacó casi un millón de papeletas y quedó en el tercer lugar.

Para la segunda vuelta Kast y Boric moderaron su lenguaje en busca del voto del centro y seducir a los indecisos, así como a una parte del 53 por ciento de ciudadanos que se quedaron en casa el 21 de noviembre.

La breve, pero intensa campaña estuvo matizada por la proliferación de noticias falsas, acusaciones, verdades a medias y otras artimañas que se divulgaron por las llamadas redes sociales, alimentadas sobre todo desde el extremo de la derecha política.

Kast llegó incluso a decir que si perdía por una diferencia mínima no reconocería los resultados y, al estilo de Donald Trump en Estados Unidos, acudiría a los tribunales para buscar allí la victoria.

El 19 de diciembre, día de las votaciones, hubo una intensa movilización en todo el país y de los 15 millones de empadronados, 8,3 millones, el 55 por ciento, acudieron a las mesas y le dieron el triunfo a Boric con casi 12 puntos de ventaja sobre su oponente.

Se convirtió así no sólo en el presidente electo más joven de la historia chilena, con 35 años, sino en el más votado.

Todas las promesas y expectativas están por delante y debe comenzar a cumplirlas pronto en la medida de lo posible, para mantener la confianza de la gente que espera un país mejor, más equitativo y con inclusión social.



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