
Guerra en Oriente Medio
por Guillermo Alvarado
Medios de comunicación, sobre todo los controlados por los grandes consorcios internacionales, se hicieron eco de un mensaje del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, donde anunció con bombos y platillos el fin de las acciones militares entre Irán e Israel.
Hasta el momento de redactar estas líneas ninguno de los dos países, ni Israel que empezó la guerra, ni Irán, que es quien se defiende, ha confirmado o rechazado esta versión.
Está claro que el cese de las hostilidades sería una noticia positiva, pero tampoco es para echar las campanas al vuelo y esparcir confeti, porque la verdad irrefutable es que el Medio Oriente está en llamas y el mundo sigue al borde del abismo porque el problema central permanece intacto.
Me refiero al régimen sionista y su nefasto afán de expansión y dominio, así como el apoyo irrestricto de Washington que, reitero, no representa una política partidista o de gobierno, sino una práctica de Estado, impulsada por las castas poderosas que de verdad gobiernan en ese país.
Más allá de lo que ocurra entre Tel Aviv y Teherán, los problemas de esa región siguen intactos, entre ellos el genocidio contra el pueblo palestino.
Más de 55 mil víctimas, más de la mitad mujeres y niños y casi todos civiles inocentes, claman justicia en un mundo donde muchas potencias son sordas, ciegas y mudas y mantienen en esa condición a los organismos internacionales que, una vez más, demostraron su inoperancia.
La Franja de Gaza está reducida a escombros, que ocultan a otros miles de cadáveres aún no contabilizados en un acto cruel y bárbaro de Israel, que debió ser expulsado del concierto de las naciones más o menos civilizadas y reducido a la condición de paria.
Pero nada de eso ha ocurrido y hasta el momento el ejército de Benjamín Netanyahu ocupa buena parte de la Franja, sin ninguna intención de salir de allí, mientras la “civilizada” Europa mira para otra parte y Donald Trump aplaude.
Junto con la infraestructura de Gaza, también volaron en pedazos los tratados internacionales que alguna vez soñaron con una solución basada en la existencia de dos Estados soberanos, Israel y Palestina, capaces de vivir en paz, dentro de las fronteras reconocidas hasta 1967.
¿Se acuerda alguien de eso? La misma ONU y su principal órgano, el Consejo de In-seguridad ya no tienen memoria. Mientras eso permanezca así, el Oriente Medio seguirá ardiendo y ese fuego se extenderá a otros lugares, para vergüenza de la que se cree la especie superior del planeta.