Visita de Obama marcada por simbolismos

Editado por María Candela
2016-03-18 18:10:01

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Imagen: Prensa Latina

La Habana, 18 mar (RHC-PL) Numerosos simbolismos rodearán al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su visita a Cuba para consolidar el avance del proceso de normalización de las relaciones bilaterales iniciado en diciembre de 2014 tras más de 50 años de ruptura.

El jefe de la Casa Blanca sostendrá aquí su tercer encuentro oficial con el jefe de Estado cubano, Raúl Castro.

Obama se convertirá en el segundo mandatario estadounidense que pisa suelo de esta isla caribeña en los últimos 88 años (el anterior fue Calvin Coolidge en 1928) y el único que lo hace desde el triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959.

Pero más allá de eso, la visita tendrá por anfitriones a la misma dirección histórica que desde ese año gobierna en la isla en medio de una permanente hostilidad estadounidense contra el gobierno revolucionario y el sistema político social de Cuba.

En La Habana, Obama y Raúl Castro sostendrán su tercer encuentro oficial desde que el 17 de diciembre de 2014 ambos anunciaron al mundo los resultados de una larga y discreta negociación con vistas a restablecer y normalizar los vínculos bilaterales.

En aquella ocasión, el presidente estadounidense reconoció el fracaso de la política de bloqueo económico, financiero y comercial impuesto al país caribeño en febrero de 1962.

Cuatro meses más tarde, los dos mandatarios mantuvieron su primera reunión oficial en Panamá, sede de la VII Cumbre de las Américas, cita que coronó los esfuerzos de América Latina y el Caribe a favor de la incorporación de Cuba a esa agrupación continental.

"Después de 50 años en que no habíamos cambiado la política, había que intentar algo nuevo", dijo Obama al reiterar su reconocimiento del fracaso del bloqueo ante el concierto de la región.

No obstante, poco más de un año después de las declaraciones de diciembre de 2014 y en vísperas de su visita a Cuba, las medidas del cerco anticubano continúan con leves variaciones y en muchos casos recrudecidas, sobre todo en sus aspectos extraterritoriales.

Los dos mandatarios volvieron a encontrase en septiembre pasado en Nueva York, como parte de sus contactos con motivo del período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.

La llegada del jefe de la Casa Blanca a La Habana sucede a otras visitas a la isla por diversos dignatarios, como el papa Francisco, el patriarca Kirill de la Iglesia Ortodoxa Rusa, y los jefes de Estado de Francia, Colombia, Venezuela, Bolivia, Panamá, Costa Rica, Perú, Serbia, Vietnam, Namibia, Cabo Verde y Austria, entre otros.

El encuentro entre los líderes religiosos puso fin a casi un milenio de distanciamiento entre ambas confesiones, acontecimiento que volvió a marcar a la mayor de las Antillas como escenario de varios de los más importantes hechos políticos internacionales de los últimos años.

Todos esos contactos en La Habana fueron el resultado de la incesante política exterior desarrollada por Cuba, promotora de la Declaración de América Latina como Zona de Paz, proclamada en esta capital en enero de 2014, en ocasión de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Y además como garante y sede de las negociaciones para la paz que sostienen desde noviembre de 2012 en esta capital el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas de Colombia (FAR-EP).



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