"Demócratas" torturadores

Editado por Saily Pérez Gordillo
2018-10-18 09:44:18

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Foto/ Archivo

Por Roberto Morejón

En Estados Unidos, donde, según dicen, reina la democracia, debería estar desterrada la palabra tortura y su ejercicio pero las denuncias apuntan a lo contrario.

Uno de los reos de la tristemente célebre cárcel ubicada en la base naval de Guantánamo que logró salir del encierro se sumó hace algún tiempo a las revelaciones de ex compañeros sobre maltratos recibidos.

Mahamedou Ould Slahi, de origen mauritano, estuvo recluido en el penal del territorio usurpado por Estados Unidos a Cuba, y durante 14 años sufrió y presenció horrores inenarrables.

Sin presentarle cargos o someterlo a juicio, Ould Slahi sintió terror cuando  sus carceleros le avisaron sobre una presunta llegada de su madre e insinuaron una posible violación, por lo que NO pudo dormir en 70 días.

Otro de los testimoniantes sobre Guantánamo fue el saudita Abu Zubaydah, quien sin ser acusado por cometer algún crimen fue sometido 83 veces a simulacros de asfixias por hundimiento en el agua.

Tiene razón ese ex prisionero al opinar que Estados Unidos quiso establecer en Guantánamo una pequeña dictadura para poder secuestrar y torturar, de espaldas a las leyes internacionales.

En divorcio total con los hábitos de las sociedades civilizadas también se aplican ultrajes contra la dignidad humana en cárceles del país norteño.

Si bien esas rutinas violentas NO son nuevas, cobraron auge a la par de la publicitada “guerra contra el terror” ejercida por Estados Unidos después de los repudiables atentados del 11 de septiembre de 2001.

En esa línea de actuación la principal potencia militar invadió Irak y Afganistán, donde abrió centros de torturas como el renombrado Abu Ghraib, escenario de tormentos de la CIA, Agencia Central de Inteligencia.

Un informe del Senado estadounidense reconoció en 2014 parte de esos “procedimientos”. El documento acusó a la agencia de someter a los detenidos a lo que denominó “técnicas reforzadas de interrogatorio de repetición durante días y semanas”, aunque la prensa estadounidense aborda parcamente el tema.

Cualquier persona poco informada podría considerar como cosas del pasado las denuncias expuestas, pero el trato a los migrantes en Estados Unidos es brutal, acorde con la política de tolerancia cero del presidente Donald Trump.

Al compás de la separación de las familias de indocumentados y el envío de niños a campamentos de detención, salieron a la luz este año revelaciones escalofriantes.

El Congreso estadounidense podría iniciar nuevas investigaciones para confirmar las referidas denuncias. No obstante, la atención del legislativo y de la administración está centrada en el Sur empobrecido, para tejer infamias.



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