México retorna al buen camino

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2018-12-25 06:53:19

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Foto: Archivo.

Por: Guillermo Alvarado

El gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, se desmarcó del denominado grupo de Lima y reafirmó su total respeto por la independencia y soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, así como su apoyo al presidente Nicolás Maduro.

De esta manera el ejecutivo mexicano también marcó distancia con la política injerencista y agresiva que contra Caracas mantiene el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

En una reunión preparatoria del Grupo de Lima, formado a instancias de Washington para servir como caballo de Troya contra la Patria de Bolívar, el subsecretario mexicano para América Latina y El Caribe, Maximiliano Reyes Zúñiga, precisó que su país no tiene ninguna intención de romper relaciones diplomáticas con Venezuela, como le exige la Casa Blanca a varios países de la región.

“Autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias, no intervención, la cooperación internacional y el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos en nuestra América Latina y el Caribe”, dijo el funcionario en un mensaje enviado por medio de Twitter.

La postura del país que tiene más de tres mil kilómetros de frontera con Estados Unidos ocurre en momentos en que los gobernantes de otras naciones, como Perú, Argentina, Chile, Brasil y Colombia, acatan con docilidad los dictados llegados del norte.

Se trata, asimismo, del reencuentro con una de las tradiciones políticas más respetables y hermosas de México, un pueblo que durante muchas décadas dio cobijo a perseguidos por las tiranías militares en Latinoamérica.

Fue también el único país del área que se negó a romper los vínculos diplomáticos con Cuba tras el triunfo de la Revolución, un gesto que aquí se recuerda con afecto y gratitud y que ha marcado las relaciones entre las dos naciones.

Ahora esa impronta de la política exterior de México es retomada por López Obrador, quien a mediados de noviembre había defendido la invitación que hizo al presidente Maduro para asistir a su investidura.

No tenemos razones para inmiscuirnos en problemas que no nos corresponden, lo mejor es la neutralidad, la cooperación para el desarrollo. Queremos amistad con todos, dijo en aquella ocasión el ahora jefe de Estado mexicano.

Es, asimismo, el rescate de la declaración de América Latina y El Caribe como zona de paz, donde el diálogo y la negociación sean la vía para resolver los conflictos, hecha durante la II Cumbre de la CELAC en La Habana en enero de 2014.

La digna posición de un país como México, con gran influencia regional, es un llamado a la reflexión de todos los gobiernos sobre la necesidad de mantener relaciones de respeto y amistad y recordarles que un vecino como Estados Unidos no tiene amigos ni socios, sólo tiene intereses.



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