Mientras el presidente Donald Trump profundiza sus amenazas contra pueblos y gobiernos de la región, extendidas ahora a Colombia y su gobernante, Gustavo Petro, millones salieron a las calles de esa potencia a protestar contra las apetencias imperiales del inquilino de la Casa Blanca.
Más de dos mil 700 manifestaciones recorrieron las calles el fin de semana, tanto en las grandes urbes, como Washington, Boston o Chicago, como en pequeños poblados, e incluso en Florida, donde el magnate tiene su residencia habitual en Mar-a-Lago.
De acuerdo con los organizadores de la masiva protesta, cerca de siete millones de personas expresaron su descontento con las políticas, tanto internas como exteriores, del caprichoso mandatario.
“El presidente cree que su poder es absoluto, pero en Estados Unidos no tenemos reyes y no cederemos ante el caos, la corrupción y la crueldad”, señaló el movimiento No a los reyes, que congrega a unas 300 organizaciones.
A las protestas se sumaron ciudadanos estadounidenses que residen en otros países, como Canadá y México, donde cuestionaron la actuación brutal contra los inmigrantes ordenada por Trump.
La alemana residente en Estados Unidos desde los 14 años, Nadja Rutkowski, dijo a la prensa que lo ocurrido hoy día en ese país, ya sucedió en el suyo en 1938, cuando Adolfo Hitler asaltó el poder y desencadenó pocos años después la II Guerra Mundial.
Entre las consignas de las marchas tuvo particular realce la oposición a la decisión de Trump de movilizar a la Guardia Nacional para perseguir a los indocumentados y sancionar a opositores políticos.
Una de las voces que promovió la jornada fue la del actor Robert De Niro, quien en un video afirmó que “hemos tenido dos siglos y medio de democracia, a menudo desafiante, a veces desordenada, pero siempre esencial”. Ahora, agregó, tenemos un aspirante a rey que quiere arrebatárnosla: el Rey Donald I.
Si el gobernante tuviese sentido de la historia, y también un poquito de sentido común, recordaría las masivas protestas realizadas desde 1963 hasta 1975, cuando también millones de personas se movilizaron para protestar por la sangrienta guerra desatada contra el pueblo de Vietnam.
En lugar de eso, dijo Leah Greenberg, cofundadora del Proyecto Indivisible, está aplicando “el manual clásico del autoritarismo: amenazar, difamar y mentir, asustar a la gente para que se someta”.