Cada vez son más creíbles las amenazas del presidente, Donald Trump, y las advertencias del presidente, Nicolás Maduro. En Washington, Trump dejó por sentado no sólo que sus barcos y sus tropas permanecerán en el Caribe. “La tierra será lo siguiente”, adelantó el magnate-presidente.
La respuesta de Maduro no pudo ser más radical. El presidente venezolano afirmó contar con 5.000 misiles antiaéreos rusos distribuidos por todo el país y aprovechó un cónclave revolucionario para ordenar a la clase obrera que se declare en “huelga general, insurreccional y revolucionaria”, en caso de ser derrocado, “ante las constantes asechanzas del imperio”. “Yo no soy un magnate, yo soy el pueblo empoderado, el presidente pueblo, el presidente obrero”, repitió Maduro.
“Los cárteles han librado una guerra contra los Estados Unidos, ahora nosotros le declaramos la guerra a ellos”, subrayó Trump, quien añadió que los ataques contra las nueve embarcaciones en el Caribe y en Pacífico, frente a las costas colombianas, han logrado el objetivo de reducir los viajes de narcolanchas cargadas con cocaína. “La tierra será lo siguiente”, aseguró el mandatario desde la Casa Blanca. “No los estamos conteniendo: los estamos aniquilando”, aseguró Trump, quien comparó a los cárteles narcoterroristas con el Ejército Islámico. Su secretario de Guerra, Pete Hegseth, fue más allá al asegurar que “nuestro mensaje a estas organizaciones terroristas extranjeras es que los trataremos como tratamos a Al Qaeda. Te encontraremos, espiaremos tus redes. Te cazaremos y te mataremos”.
El despliegue estadounidense en el Caribe sur, que comenzó a mediados de agosto, se ha fortalecido ante la mirada del gobierno venezolano, que nunca antes había sentido una presión de tal calibre. La suma de destructores con misiles guiados, aviones de combate F-35 establecidos en Puerto Rico, un submarino nuclear, helicópteros, unidades de élite y alrededor de 6.500 soldados supera cualquier otra operación en la zona en décadas, incluida la invasión de Panamá que derrocó al presidente panameño, Manuel Noriega. Minutos antes de la intervención de Trump, especialistas en control aéreo detectaron la presencia de dos bombarderos B-1B de EEUU en las cercanías de la venezolana, Isla Margarita, lo que precipitó la salida inmediata de varias avionetas que volaban cerca del aeropuerto caraqueño de Maiquetía. Trump negó la presencia de los bombarderos.
“Este despliegue a 80 kilómetros de la costa venezolana no es una práctica ni una mera demostración de fuerza: están sondeando la red de defensa aérea y actualizando la geolocalización de sistemas SAM venezolanos”, precisó el experto, Andrei Serbin Pont.
El anuncio sucede horas después del último ataque estadounidense contra embarcaciones, siete en el Caribe y las dos últimas en el Pacífico,cerca de las costas de Colombia. Los nueve hundimientos han provocado 37 víctimas mortales, además de la declaración en Venezuela del “estado de guerra revolucionario” y de una crisis diplomática severa con el país bolivariano.
