por Guillermo Alvarado
El gobierno de Bélgica realizó una mínima autocrítica a la pálida posición de la Unión Europea ante el genocidio que, a vista, paciencia y desinterés de buena parte del mundo, está realizando el Estado sionista de Israel contra la población civil de Palestina en la Franja de Gaza.
El ministro de Relaciones Exteriores, Maxime Prévot, dijo en una entrevista con la Agencia Francesa de Prensa que el bloque del Viejo Continente no está a la altura de sus responsabilidades respecto a lo que está ocurriendo en el Oriente Medio, lo que no es ninguna noticia en el mundo.
Aseguró el canciller belga que la credibilidad de la Unión Europea se está desmoronando ante la opinión pública mundial, y a mi juicio se queda corto porque en realidad el desprestigio de ese bloque ya está totalmente en el suelo y será muy difícil que logren levantarlo en el corto plazo.
No estoy enunciando un concepto nuevo, pues José Martí, ese a quien la chilena Gabriela Mistral calificó como “el mejor hombre de nuestra raza”, sentenció en el siglo XIX que quien mira cometer un crimen, y no lo impide, lo está cometiendo, de donde se deduce que la mayor parte de las naciones del mundo son tan culpables del genocidio palestino como el mismo Israel.
Prévot anunció que Bélgica decidió la semana anterior adoptar unilateralmente sanciones económicas y consulares contra Israel y algunos altos funcionarios del gobierno de Benjamín Netanyahu y se unirá a los países que reconocerán al Estado de Palestina.
En otras condiciones podría decirse que es demasiado poco ante la magnitud de la brutalidad perpetrada por Tel Aviv, pero a estas alturas de la tragedia uno se siente más inclinado a pensar que algo es algo.
Sobre todo porque no se trata de una declaración conjunta de la Unión Europea, donde hay países que persisten en brindar asistencia militar a los criminales sionistas y cierran los ojos ante la dimensión de lo que está ocurriendo en esa zona del planeta.
En este sentido, recordemos que la flotilla que avanza rumbo a Gaza con ayuda humanitaria y un numeroso grupo de activistas, está dando una lección de vergüenza y dignidad a sus propios países.
Así lo expresó la catalana Gabriela Serra, cuando dijo que esa iniciativa es una presión para los gobiernos. Que a estas alturas de la guerra y el genocidio en Gaza, aún sigan titubeando respecto a las medidas que deben y pueden tomar respecto a Israel es muy lamentable, afirmó.
Tel Aviv declaró terroristas a los miembros de la flotilla y lo que sus gobiernos hagan para protegerlos dará la medida de su valor, ya veremos.