En la medida en que las condiciones materiales de Cuba se endurecieron, servicios vitales como la educación recibieron el impacto del declive económico, aunque el año lectivo inició en fecha prevista.
A causa del bloqueo estadounidense y la ubicación de Cuba en la lista de los países que, según la óptica de los inquilinos de la Casa Blanca, patrocinan el terrorismo, aumentaron los inconvenientes para reparar escuelas, alistar uniformes e incrementar estímulos para maestros, profesores y trabajadores no docentes.
Pero el curso escolar en todos los ciclos ha comenzado en la mayor de las Antillas gracias a un movimiento nacional para minimizar el impacto de las escaseces materiales.
Aportes estatales, aunque sin llegar a cubrir todos los requerimientos, el esfuerzo de las comunidades, padres, maestros y jornadas voluntarias de higienización se combinaron para que el arribo de niños, adolescentes y jóvenes a las aulas se concretara, bajo estrecheces.
La demanda de uniformes para esta etapa es de 3 600 mil prendas, pero se pudo financiar hasta la fecha materia prima para 2 millones 200 mil, de ahí la presión sobre familias y directivos de escuelas.
El Ministerio de Educación afirma futuras entregas de esos atuendos para quienes no los recibieron ahora así como otras alternativas.
Esta semana, Cuba abrió más de 11 mil instituciones docentes de las cuales 300 recibieron mantenimiento constructivo, aunque otras esperan por ese beneficio y en aquellas donde fue imprescindible reorganizaron la matrícula.
Casi 178 mil profesores estarán al frente de las aulas, otro de los flancos que exigió apelar a opciones diversas, pues persiste la salida de ellos del sector, si bien otros veteranos regresaron a funciones.
El Ministerio de Educación también tiene en cuenta en los salarios la recarga docente y solicita a las comunidades buscar soluciones al déficit de pedagogos.
De ahí que estudiantes de los últimos niveles ofrezcan clases en escuelas e ingenieros y otros especialistas alternen su función habitual con la de transmitir conocimientos a las nuevas generaciones.
Organizar el año lectivo en este archipiélago caribeño obliga a un exhaustivo trabajo previo, pero a la postre, sin negar las carencias, se confirma la prioridad del país de abonar el desarrollo integral de niños y jóvenes.
Los educadores afirman estar dispuestos a dar el máximo para sortear dificultades, incluso a pesar del déficit energético, y así garantizar un curso escolar de calidad.