El Programa de Cooperación entre México y Cuba consta de ocho proyectos en la rama científico-técnica, con espacios en el azúcar, biotecnología, medio ambiente y agroalimentario, en este último caso con énfasis en el que lleva por nombre Sembrando vida.
Si bien también están sobre la mesa otros 17 proyectos y acciones de cooperación educativo-cultural, llama la atención por su huella positiva el relacionado con el fomento de la agricultura en la mayor de las Antillas.
En un panorama de fuertes contracciones productivas en los campos del archipiélago caribeño a causa del bloqueo estadounidense, la escasez de combustible y las afectaciones del sistema electroenérgético nacional, campesinos, obreros y otras fuerzas tratan de avanzar en sus aportes.
México respalda desde 2022 la faena de labriegos en las occidentales provincias de Mayabeque y Artemisa, con beneficio para cerca de cinco mil de ellos en semillas, insumos y equipos.
Con énfasis en la participación de mujeres y jóvenes, los colaboradores mexicanos les entregan los recursos donados, y tras valoración de los resultados se constató la duplicación de la eficiencia.
Los gobiernos de México y Cuba ampliarán la iniciativa a la provincia de Villa Clara, hacia donde será determinante, como en los territorios precedentes, el respaldo de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Lo que ambas partes definen como segunda etapa del programa de cooperación en la esfera agroalimentaria debe incidir positivamente en el desarrollo rural y el fortalecimiento de capacidades locales.
Los mexicanos confían en poder asistir a los cubanos en el contexto de un programa Sembrando vida con señales alentadoras en zonas rurales de aquel país y en Centroamérica.
La idea es utilizar la cooperación para promover el desarrollo humano y así lo constatan los campesinos de Mayabeque y Artemisa, empeñados en aumentar los rendimientos.
La agricultura cubana enfatiza en la búsqueda de la autosuficiencia alimentaria a partir de potenciar los municipios.
El gobierno estimula a jóvenes cultivadores a aprender de las buenas prácticas de campesinos experimentados e impulsar las entregas, en momentos de déficit de productos en los mercados.
Reforzar la producción de alimentos es crucial para Cuba y estimula saber que México favorece el objetivo con recursos y asesoría técnica.