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Flotilla de la dignidad

por Guillermo Alvarado
Flotilla Global Sumud

La dignidad del mundo, o lo que queda de ella, viaja a bordo de la Flotilla Sumud, que continúa su avance hacia la Franja de Gaza con el objetivo de romper el criminal bloqueo impuesto por el Estado sionista de Israel a la población palestina en ese enclave.

Como parte de su guerra de exterminio, el primer ministro Benjamín Netanyahu impide el ingreso de alimentos, medicinas y otros insumos para mantener con vida a cientos de miles de personas, buena parte de ellos niños, mujeres, heridos y ancianos.

Se trata de un genocidio observado por el mundo a través de los medios de comunicación, y sorprenden las tibias reacciones de muchos países, económica e industrialmente desarrollados, pero moralmente desnudos, que callan o vuelven la espalda a este drama.

Es verdad que en la Asamblea General de la ONU hubo discursos fuertes contra Israel, pero pocos son seguidos por acciones enérgicas, como cortar relaciones con el gobierno de Tel Aviv o sancionar a las empresas vinculadas con los intereses sionistas, algunas de ellas entre las mayores del mundo en diversas ramas de la economía.

Por eso es importante reiterar las palabras ante la ONU de la presidenta de Eslovenia, Natasa Pirc Musar, cuando dijo: “Somos cómplices de crímenes contra nuestra civilización y nuestro planeta. Ninguno de nosotros puede alegar ignorancia de lo que está pasando”.

Agregó que si creemos en la dignidad humana para todos, debemos ofrecer más y concluyó: “No detuvimos el holocausto, no detuvimos el genocidio en Ruanda, no detuvimos el genocidio en Srebrenica, debemos detener el genocidio en Gaza. No hay excusa, ya no hay excusa, ninguna excusa”.

Este es el espíritu que alienta a quienes van en la Flotilla Sumud, palabra que en árabe significa firmeza, perseverancia y resiliencia constante, los valores que mantienen aún a los habitantes de la Franja.

Y a eso es justamente a lo que más temen los autores de estos horrendos crímenes, a los culpables de esta crisis de humanidad, que son mucho más que los dirigentes israelíes. Culpable es Estados Unidos, principal apoyo de Netanyahu, como lo son varios países europeos, entre ellos Alemania, que mantienen convenios militares, financieros y comerciales con Israel, y todos aquellos gobiernos que, más allá de los discursos, tienen relaciones diplomáticas y le dan legitimidad jurídica a ese régimen.

La Flotilla Sumud, o de la dignidad, enfrenta inmensos peligros, pero mantiene el rumbo. Ojalá buena parte de la humanidad le siga los pasos.

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