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Doble falta

por Guillermo Alvarado
Merz y Netanyahu

El jefe del gobierno de Alemania, Friedrich Merz, realizó hace no muchas horas una visita de Estado a Israel, donde se reunió y entregó su apoyo a su homólogo, Benjamín Netanyahu, prófugo de la justicia internacional por el genocidio cometido contra el pueblo palestino en Gaza.

Merz visitó el memorial del Holocausto en Jerusalén y para sorpresa de todo el mundo aseguró que “Alemania debe defender la existencia y la seguridad de Israel”, sin pronunciar una sola palabra sobre la matanza de más de 70 mil palestinos, entre ellos mujeres, niños y ancianos indefensos.

El alto funcionario germano no solo ignoró estos atroces actos, que causan indignación en todos los rincones del planeta, sino que además aseguró que los lazos entre ambos países “permanecerán para siempre profundamente inscritos en el vínculo que nos une”.

La verdad es que resulta un poco complejo saber a cuáles lazos se refiere el funcionario alemán, como no sea la crueldad ejercida durante el régimen nazi contra los judíos residentes en Europa, que no solo significó la muerte de entre 2,7 y 5,7 millones de esa población, sino atroces sufrimientos a muchos más, hechos debidamente registrados en la historia.

Debemos recordar, además, que el régimen fascista alemán no solo cometió graves atrocidades contra los judíos, sino que también contra otras nacionalidades y miembros de minorías étnicas y sociales.

Según recuentos, alrededor de 20 millones de soviéticos perdieron la vida durante la Segunda Guerra Mundial, a los que se deben sumar por lo menos 3 millones de prisioneros de guerra.

Murieron, también, polacos, serbios, gitanos, masones, homosexuales, republicanos españoles y alemanes miembros del Partido Comunista, como está muy bien documentado en el Campo de Concentración de Sachsenhausen, ubicado en las afueras de Berlín.

Es inobjetable que el movimiento sionista, que no tiene nada que ver con el pueblo judío o semita, al cual pertenecen también muchos palestinos, aprendió muy bien la lección de tales atrocidades y desde 1948 las pone en práctica ante la tolerancia de naciones supuestamente desarrolladas, como las europeas.

Resulta verdaderamente indignante la visita de Merz a Jerusalén, que es un espaldarazo a la conducta genocida de Netanyahu y una abierta muestra de desprecio hacia el pueblo palestino, víctima de una conducta similar a la ejercida por el nazismo alemán durante la conflagración universal.

La justicia internacional castigó a criminales nazis, pero el virus de esa violenta ideología, evidentemente, no fue totalmente erradicado.

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