Abandonada por el conservador Congreso peruano que la apuntaló durante meses a pesar de su impopularidad, ha caído la presidenta designada de Perú, Dina Boluarte, a quien deberían reconocerle su pericia para aplazar lo que acaba de ocurrir.
El Congreso de Perú destituyó a la primera mandataria de facto por lo que llamó “permanente incapacidad moral”, aunque durante toda su gestión evidenció esa falla.
Boluarte evadió ocho pedidos legislativos de vacancia y más de 500 protestas que exigían su renuncia.
Ahora, los partidos políticos derechistas que la protegían en el Parlamento le quitaron su sustento, con el argumento de la crisis por el alza de la criminalidad.
Fuera del legislativo, manifestantes aplaudieron la destitución, nada sorprendente pues la defenestrada política tenía menos de 10 por ciento de simpatías, según encuestas.
Boluarte llegó al poder en 2022 tras suceder a Pedro Castillo, de quien era vicepresidenta, y enseguida se prestó al turbio manejo que desde el Congreso le hicieron al entonces presidente, elegido en las urnas.
Tan conservadores como Boluarte, algunos legisladores sin embargo la acusaron de vivir en una burbuja en medio de un trance nacional caracterizado por la extorsión, criminalidad, protestas sociales y exhortaciones de que se vayan todos los políticos.
No obstante, entre las principales causas de la deposición no aparecieron, como se esperaría, su responsabilidad por la matanza de decenas de personas en las protestas de fines de 2022 e inicios de 2023.
Tampoco ganó protagonismo en las imputaciones, aunque salió a flote, su presunto enriquecimiento ilícito, entre otros asuntos, por el uso inadecuado de relojes de lujo Rolex.
De ahí que entre los resortes de la caída de Boluarte, quien aspiraba a terminar su mandato, figuren los rejuegos de la derecha de cara al proceso electoral.
Perú está a seis meses de los comicios fijados para el 12 de abril de 2026 donde se elegirá un nuevo presidente, 130 diputados y 60 senadores.
Por el momento, el Congreso ha hecho un recambio relámpago al designar como presidente al abogado José Jerí, del democristiano partido Somos Perú, antes titular del Congreso.
Está por ver si el reemplazante logrará calmar los ánimos y sortear las presiones del fujimorismo en un país que ha tenido seis presidentes desde 2026, dos destituidos por el Congreso; dos que renunciaron antes de correr la misma suerte, uno que completó su mandato interino y Boluarte.