Doha, Qatar. «Trabajaremos para que esta Alianza se consolide como pilar fundamental de cooperación técnica, científica y formación de capital humano. Pueden contar con el modesto y solidario accionar de Cuba, seguros de que un mundo mejor es posible», aseguró este lunes el miembro de Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, al intervenir en la primera reunión de líderes de la Alianza Global contra el hambre y la pobreza, que sesiona en la nación árabe.
En el Centro Nacional de Convenciones de Qatar, el Jefe de Gobierno hizo ese compromiso en nombre de la Mayor de las Antillas «a pesar del cruel bloqueo que se nos impone y de los frecuentes fenómenos naturales como el devastador huracán Melissa que impactó el oriente del país», pues son tiempos de coordinar esfuerzos internacionales y acelerar la erradicación del hambre y la pobreza a través de la cooperación y la implementación de medidas concretas.
Durante la cita previa a la 2da. Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social que comienza este martes aquí—, Marrero Cruz reconoció que la Alianza es una plataforma estratégica y valiosa para avanzar en la materialización de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Al referirse al caso de Cuba, reiteró que el criminal bloqueo impuesto por Estados Unidos contra la Isla desde hace más de seis décadas estrangula deliberadamente nuestra economía, impactando de forma directa y severa en la seguridad alimentaria de los cubanos.
«Al obstaculizar el acceso a alimentos, insumos y financiamiento, el bloqueo constituye el principal obstáculo para la producción y adquisición de alimentos», expresó el Jefe de Gobierno, a la vez que ratificó el compromiso con la implementación de medidas que garanticen la seguridad alimentaria de nuestro pueblo, expresada en la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Marrero Cruz recordó que vivimos un escenario internacional crítico, derivado de un orden internacional injusto que incrementa las brechas entre los países y perpetúa las desigualdades. «La pobreza extrema afecta anualmente a millones de personas en el mundo, creando un ciclo donde la falta de recursos condena a generaciones a la malnutrición, la hambruna y limita su capacidad productiva.
«Esta situación representa una barrera estructural para el desarrollo de los países, fundamentalmente del Sur», señaló el Primer Ministro, quien añadió que la actual arquitectura financiera internacional, la insostenible deuda externa, los efectos de la pandemia de la COVID-19 en las cadenas de suministro y los mercados laborales, y el impacto acumulativo de los fenómenos climatológicos extremos han mermado la producción agrícola y alimentaria a nivel global.
«Los países en desarrollo son particularmente vulnerables a la volatilidad de los precios internacionales de los alimentos y los insumos agrícolas, fertilizantes y combustibles. La dependencia de las importaciones sumada a la depreciación de las monedas locales, ejerce una presión insostenible sobre las balanzas comerciales y, consecuentemente, reduce la capacidad fiscal de los Estados para implementar medidas robustas.
«La lucha contra el hambre y la pobreza se ve relegada ante un gasto militar desmedido e irracional. Tales recursos multimillonarios deberían destinarse al financiamiento al desarrollo. Solo en Gaza más de medio millón de personas enfrentan situación de hambruna, mientras el Gobierno de Estados Unidos continúa financiando y cobijando el genocidio de Israel», subrayó.

La voz de Cuba se escuchó en la primera reunión de líderes de la Alianza Global contra el hambre y la pobreza
EL POTENCIAR PARA CAMBIAR
En 2024 más de 670 millones de personas enfrentaron situaciones de hambre e inseguridad alimentaria. Por eso, la Alianza —impulsada por Brasil desde noviembre de 2024 durante la Cumbre de Líderes del G-20 celebrada en esta nación—, busca acelerar los esfuerzos globales para erradicar el hambre y la pobreza, pues se trata de una condición necesaria para construir sociedades más prósperas y un mundo en paz.
Hoy, esta iniciativa está conformada por más de 103 países (además, de la Unión Europea y Africana) junto con 95 organizaciones, entre ellas, agencias, fondos y programas del Sistema de las Naciones Unidas, organismos multilaterales y regionales de desarrollo, bancos, organizaciones filantrópicas, así como vinculadas a la ciencia, la investigación y el conocimiento.
Su primera reunión, como apuntaron los asistentes al encuentro es reflejo «de cuando la esperanza se convierte en acción». Y esa certeza, también, acompaña a la Mayor de las Antillas, cuya participación en este encuentro le permite reafirmar su compromiso con el cumplimiento la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como ampliar oportunidades para materializar acuerdos estratégicos en la búsqueda de nuevas vías de financiamiento y cooperación.
Precisamente al intervenir en la jornada inaugural, Annalena Baerbock, presidenta del 80vo. período de sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, afirmó que, desde esa plataforma, los Gobiernos y las asociaciones «hacemos esfuerzos para pasar a aplicaciones y soluciones prácticas para enfrentar el hambre y la pobreza».
Igualmente, señaló que diversos factores como el cambio climático, la pandemia y los conflictos han afectado las cadenas de suministro de alimentos. Annalena Baerbock añadió que aunar esfuerzos para luchar contra esos fenómenos es una necesidad y el destino está en nuestras manos. «Estamos aquí para ser testigos de que tenemos el potencial para cambiar», aseveró.
