Sin la celeridad esperada ante un genocidio que crece ante la mirada de todo el mundo, una parte de la comunidad internacional tomó la decisión correcta de reconocer al Estado Palestino, como una contribución a lograr la paz en el Oriente Medio y cesar la matanza perpetrada por Israel.
La víspera lo hicieron Canadá, Reino Unido, Portugal y Australia, que tienen un peso importante a nivel mundial, y este lunes deben sumarse Francia, Andorra, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y San Marino, y ojalá esto sirva para motivar a otros países que van quedando fuera.
El reconocimiento del Estado Palestino en sí mismo no es suficiente para detener los ataques sionistas contra la población civil desarmada, pero es un paso importante, una decisión correcta, que ni Tel Aviv ni su aliado más estrecho, Estados Unidos, pueden ignorar.
Significa, entre otras cosas, que los acuerdos y resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas siguen vivos y que todo pasa por la denominada resolución de dos estados, capaces de vivir uno al lado del otro en paz y con sus fronteras reconocidas desde 1967, lo cual implica que Israel debería retirarse de los territorios ocupados.
También marca la diferencia entre quienes optan por el respeto a la vida humana y la integridad de las naciones y los que están por la barbarie y son cómplices de la muerte de por lo menos 65 mil personas, la inmensa mayoría mujeres y niños.
Se trata de un genocidio que a todas luces venía planificándose hace tiempo, de una limpieza étnica que no se le ocurrió a Benjamín Netanyahu aquel deplorable 7 de octubre de 2023, que en todo caso fue el detonante, pero no la causa, porque era una medida ya adoptada con anterioridad.
Hay otro dato que también es una decisión correcta. Me refiero a la iniciativa de una organización israelí que reclama ante la ONU el fin de los ataques sionistas en la Franja de Gaza y el reconocimiento total del Estado Palestino.
La campaña “No a la guerra – Sí al reconocimiento” la realiza el movimiento ciudadano israelí Zazim, liderado por Maoz Inon, cuyos padres fallecieron el 7 de octubre del 23, durante los ataques de Hamas.
“Vengando la muerte no les vamos a devolver la vida —aseguró— y solo vamos a intensificar el ciclo de violencia, derramamiento de sangre y venganza en el que estamos atrapados, no desde el 7 de octubre, sino desde hace un siglo”.
Reconocer a Palestina, agregó Inon, no es un castigo para Israel, sino un paso hacia un futuro más seguro y mejor, basado en el reconocimiento mutuo y la seguridad para ambos pueblos. Sabias palabras.