“El gobierno sopesa nuevas medidas militares para derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro”, denunció el periodista, Eric Schmitt, corresponsal de seguridad nacional para el Times.
“El portaaviones de la Armada de Estados Unidos, el Gerald R. Ford, se trasladó el martes a la región del Caribe, con lo que aumentó la capacidad estadounidense para atacar objetivos en tierra firme en Venezuela”. Un militar de alto rango dijo que los buques se habían desplazado a la región del Caribe, casi tres semanas después de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenara abruptamente, que el portaaviones saliera del Mediterráneo oriental y se dirigiera a aguas en Latinoamérica.
La noticia de la llegada del Ford se dio un día después de Hegseth anunciara que el domingo habían muerto seis personas en otros dos ataques contra embarcaciones sospechosas de contrabando de drogas en el este del océano Pacífico. Los ataques más recientes aumentaron la cifra de muertos en la ofensiva a 76 personas en 19 ataques en el Pacífico y el mar Caribe desde principios de septiembre.
La llegada del Ford y de tres destructores de la Armada estadounidense que pueden disparar misiles suma unos 5500 militares a una fuerza de 10.000 soldados que ya está en la región; aproximadamente la mitad de esa fuerza está en tierra en Puerto Rico y la otra mitad a bordo de ocho buques de guerra. Con más de 15.000 efectivos militares, la acumulación estadounidense es la mayor en la región en décadas. Acortar por varios meses el despliegue previsto del Ford en el Mediterráneo y redirigirlo a la región para una posible misión de combate es algo muy inusual, dijeron oficiales y exoficiales de la Marina.
Sean Parnell, portavoz jefe del Pentágono, dijo en un comunicado el pasado martes que las “fuerzas reforzarán la capacidad de Estados Unidos para detectar, vigilar e interrumpir a los actores y actividades ilícitos que vulneran la seguridad y prosperidad del territorio nacional de Estados Unidos y nuestra seguridad en el hemisferio occidental”.
Un grupo variado de especialistas en las leyes que rigen el uso de la fuerza han denunciado las muertes como acciones ilegales debido a que el ejército estadounidense no está autorizado a atacar intencionadamente a civiles que no sean una amenaza de violencia inminente, ni siquiera a los sospechosos de ser delincuentes. El gobierno afirma que los ataques son legales porque el presidente Trump ha “determinado” que Estados Unidos se encuentra en un conflicto armado formal con los cárteles de la droga.
Los especialistas jurídicos no son los únicos que cuestionan la justificación del gobierno. El Reino Unido ha dejado de compartir información de inteligencia con Estados Unidos sobre buques sospechosos de tráfico de drogas en el Caribe porque no quiere ser cómplice de los ataques militares estadounidenses y cree que los ataques son ilegales, según un funcionario occidental de alto rango, que habló bajo condición de anonimato para hablar de asuntos diplomáticos y de inteligencia.
