El líder histórico cubano Fidel Castro tuvo un papel decisivo en el inicio de la colaboración médica por el mundo, considerada una acción de gran humanismo, aunque Estados Unidos intente abortarla.
La mayor de las Antillas envió 50 profesionales de la salud a Argelia en 1963, paso con el que dio inicio la cooperación médica internacional.
Quien encabezara la lucha insurreccional contra la dictadura de Fulgencio Batista tuvo asimismo la iniciativa de crear el Contingente Internacionalista Henry Reeve, destinado a llevar atención inmediata a víctimas de desastres en cualquier latitud.
En su conocida sección Reflexiones, el articulista Fidel Castro escribió en el diario Granma en 2014 el trabajo titulado “Los héroes de nuestra época”, en el que resaltó el envío por Cuba de la primera brigada Médica hacia África a luchar contra el ébola.
Con el desplazamiento a Sierra Leona de esos profesionales, escribió Fidel Castro, se concreta un ejemplo del cual un país puede enorgullecerse.
Catorce años antes de esa fecha, el 20 de agosto de 2005, el autor del alegato La historia me absolverá había pronunciado un discurso en la primera graduación de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
Por iniciativa del líder histórico de la revolución, se había creado ese recinto de altos estudios.
En la visión del entonces presidente cubano, con las graduaciones de la señalada universidad podían sustituirse progresivamente los médicos que había enviado Cuba para atender en Centroamérica a los damnificados del huracán Mitch.
A ese hito en la prestación solidaria se unió en la historia, también bajo la guía de Fidel Castro con el aporte entusiasta del líder venezolano Hugo Chávez, la llamada Operación Milagro.
Mediante ella más de tres millones 330 mil pacientes recuperaron la visión en naciones de América Latina, sin costo alguno.
A 62 años del inicio de la colaboración cubana con el exterior, se han registrado centenares de miles de expresiones de altruismo, valentía y pericias profesionales por un total de 605 mil médicos y especialistas, quienes han prestado servicios en 165 países.
Hoy prosiguen esa práctica 24 mil colaboradores, a pesar de la nociva campaña del Departamento norteamericano de Estado para contrarrestarla, alegando la patraña de que La Habana fomenta el trabajo esclavo.
Fidel Castro concibió esa experiencia pensando en ofrecer salud donde esa atención es inaccesible y la han protagonizado curtidos profesionales bajo estricta voluntariedad.
