Cuba, es una isla sitiada por el bloqueo más largo de la historia moderna, pero también por las rutas del narcocapitalismo que bordean sus costas. Mientras gran parte de América Latina se desangra en la guerra contra las drogas (una guerra concebida y financiada desde Washington), la pequeña Isla del Caribe construye un modelo propio: la movilización social bajo la consigna de “tolerancia cero”. Una estrategia que aspira a mover la conciencia colectiva. La “Décima Operación Nacional Contra las drogas se gana”, se despliega con intensidad en provincias como Holguín, ubicada en el oriente cubano.
Prevención y enfrentamiento en un territorio bajo asedio
“Para nosotros es muy importante que fomentemos la cultura del rechazo”, afirma Carmen Gertrudys Bejerano, directora provincial de Justicia en Holguín. Su declaración es el núcleo ideológico de la campaña. Se trata de un esfuerzo pedagógico masivo que penetra escuelas, centros laborales y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Pero esta vez, la operación llega en un contexto inquietante: la creciente circulación de sustancias sintéticas y los “cigarros electrónicos” adulterados con THC y CBD. La globalización de los hábitos tóxicos no respeta ni siquiera las fronteras más vigiladas.
La estrategia se articula en dos frentes inseparables. Por un lado, la prevención, dirigida por una red de instituciones y por otro, el enfrentamiento, guiado por el Ministerio del Interior (Minint), la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y la Dirección Nacional Antidrogas. “Todos nos unimos con un propósito común: lograr la tolerancia cero”, insiste Bejerano.
La Aduana: bastión en la frontera
En este dispositivo de control, la Aduana se erige en trinchera de vanguardia. El Aeropuerto Internacional Frank País García de Holguín es epicentro de los desafíos actuales. Yunior Carralero Martínez, jefe de la técnica canina, describe una realidad elocuente: “Sabemos que hay países que autorizan ciertas drogas y entonces los canes son capaces de detectar cuando una persona consumió o puede transportar consigo algún tipo de ilícito”. La paradoja es evidente: mientras naciones como Canadá o estados de EE.UU. liberalizan el cannabis, Cuba fortalece sus barreras.
El enemigo ya no solo llega en balsas o lanchas rápidas; viaja en los bolsillos de turistas o en el equipaje de ciudadanos desprevenidos, oculto en vaporizadores aparentemente inofensivos.
Yolanda Piñeiro Ramírez, jefa de Aduana en Holguín, detalla los hallazgos: “Fundamentalmente los cigarrillos electrónicos… casos de consumo de droga… medicamentos controlados con efectos similares”. Su discurso revela una batalla técnica, casi científica, contra la innovación del contrabando. Pero también expone la tensión de un país que, al resistir la oleada narcotizante global, debe vigilar hasta los rincones más íntimos de la vida cotidiana. La “actualización” a la que someten a sus trabajadores no es solo operativa; es ideológica. Los convierte en soldados de una guerra silenciosa donde el frente es cada mostrador, cada escáner, cada mirada interrogadora.
El modelo cubano una apuesta que enfrenta grandes retos
Con esta décima edición, Cuba reafirma su apuesta por un modelo único: la movilización social total como antídoto. “Cuba es un país seguro”, aseguran los entrevistados. Y lo es, en comparación con los paisajes devastados por los cárteles en México o Centroamérica. La baja tasa de consumo interno y la eficacia en interceptar cargamentos son logros reales, celebrados incluso en foros internacionales.
La operación en Holguín ocurre en una sociedad bajo estrés económico extremo, donde la escasez y la desesperación pueden ser caldo de cultivo para mercados negros, así lo aseguró Fernando Sera Planas, Fiscal del Departamento Proceso Penal que atiene el tema droga.
La batalla, como bien señalan las autoridades, “debe comenzar por la familia”. Ahí reside la última trinchera. En un mundo donde la droga se ha convertido en la mercancía global por excelencia, Cuba enfrenta y resiste. La operación “Contra las drogas se gana” en Holguín es una defensa que, más allá de los resultados inmediatos, enfrenta grandes desafíos que involucran a toda la sociedad.
(Yudit Almeida, corresponsal de Radio Habana Cuba en Holguín)
