Donald Trump anunció el pasado jueves, que Estados Unidos retomará los ensayos con armas nucleares tras más de tres décadas de moratoria.
El mandatario norteamericano ha informado de su decisión minutos antes de reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping, en Corea del Sur, y tras la exitosa prueba de Rusia del supertorpedo, Poseidón, un proyectil capaz de transportar armas nucleares y que, según el propio presidente ruso, Vladímir Putin, “no tiene igual en el mundo”.
En una publicación en su red social, Truth Social, Trump ha afirmado que ha dado la orden de reanudar inmediatamente las pruebas con armamento nuclear, lo que en caso de realizarse pondría fin a una moratoria de más de tres decenios en el marco del Tratado de Prohibición Total de Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés). “He dado instrucciones al Departamento de Guerra (el Pentágono) para que comience a probar nuestras armas nucleares en igualdad de condiciones. Ese proceso comenzará de inmediato”, escribió.
La Organización del Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO) fue establecida en 1997 y busca la entrada en vigor de un tratado, aprobado por la Asamblea General de la ONU, que prohíbe las pruebas nucleares en todo el mundo. Moscú firmó el tratado en 1996 y lo ratificó en 2000. Rusia, que heredó la mayor parte del arsenal soviético, jamás ha detonado una bomba nuclear desde el colapso de la URSS. El Kremlin ha insistido en que las pruebas que ha realizado del supertorpedo, Poseidón, y del misil de crucero, Burevéstnik, “no han sido nucleares”.
El primer ensayo de un arma nuclear lo realizó Estados Unidos, en 1945, al lanzar sobre el desierto de Nuevo México una bomba atómica de 20 kilotones. En agosto de ese mismo año lanzó las bombas, Little Boy y Fat Man contra, Hiroshima y Nagasaki, las únicas en toda la historia que han sufrido un ataque nuclear, con las que forzó la rendición de Japón en la II Guerra Mundial.
La Unión Soviética detonó su primer artefacto nuclear en 1949. Entre 1945 y 1996, se realizaron un total de 2.000 pruebas de armas nucleares. EE UU es responsable de 1.032 de ellas, y la URSS, de 715, según datos de la ONU. Francia realizó 210, Reino Unido, 45, la misma cifra que China.
Hay dos razones para reanudar las pruebas de armas nucleares. Una sería para recoger informaciones sobre la eficacia de armas de ese tipo, tanto nuevas como antiguas. La otra, porque permitiría a Trump, demostrar el poderío militar de Estados Unidos.
Ningún país revela la cantidad exacta de ojivas que tiene en su posesión. La Federación de Científicos Estadounidenses (FAS, en inglés) estima que Washington posee unas 5.200 ojivas nucleares, mientras que Rusia, unas 5.450, incluyendo en ambos casos las ojivas desplegadas, almacenadas y las que van a ser desmanteladas. La Asociación para el Control de Armas, con sede en Washington, cifra el arsenal de EE UU en 5.225 ojivas y el de Rusia en 5.580. China tiene el tercer mayor arsenal, con 600 ojivas. Le siguen Francia (290), el Reino Unido (225), la India (180), Pakistán (170), Israel (90) y Corea del Norte (50), según la FAS.
